sábado, 21 de octubre de 2017

PENSAMIENTOS

Hay veces, como en el día de hoy, que resulta un poco difícil sentarme a escribir y aportar cosas nuevas. En este caso, lo que puedo aportar son los pensamientos de lo que a nosotros personalmente nos ocurre.

No me refiero a la situación política ni social que estamos atravesando, puesto que eso merece otros espacios donde ser debatido, sino a la situación personal por la que atraviesan determinadas personas cuando pierden a un ser querido. Este es mi caso actualmente, ya que el pasado día 24 nos dejó la prima hermana de mi madre (e.p.d.) de una manera inusual e inesperada.

Aún recuerdo cuando mi mujer Carmen y yo entramos en el piso de Pilar y no obtuvimos respuestas a nuestro saludo. No se me olvidará nunca la impresión que me produjo el verla descansando en la cama sin poderme haber despedido de ella el día antes.

Pilar ayudó en varias ocasiones a mi madre cuando yo era pequeño, prestando todo el apoyo moral de manera altruista e incondicional como si yo fuera su propio hijo y siempre hablaba a sus amistades y conocidos de mi como tal.

Era una persona con unas convicciones muy arraigadas, en definitiva, una persona íntegra y con un carácter muy definido. Se la conocía más por lo que hacia, que por lo que decía y esto, valga la redundancia, dice mucho de ella.

Pilar jugó un papel importante en mi desarrollo educativo en la vida. Junto a su padre Juan (e.p.d.), me inculcaron la pasión por la lectura y ayudaron a desarrollar mis inquietudes intelectuales en el arte. Su padre, pintor autodidacta, al que yo de pequeño observaba con su atril y su lienzo a la luz del día pintar por pura diversión, le relevó mi prima Pilar con sus pirograbados, cuadros de punto de cruz, cuadros al óleo, esmaltes y decoraciones diversas.

Puede que esto haya influido en mi manera de ver el mundo y como dejar huella, teniendo un punto de compromiso con la humanidad, compartiendo tu visión del mundo y tus sentimientos. Yo no soy pintor, pero me dedico a la magia, trabajando así la motricidad fina haciendo prácticamente todos mis juegos y, siempre que puedo, con el máximo de claridad y en la punta de los dedos. Quisiera dejar constancia que si no tengo un juego interiorizado y prácticamente lo hago de manera inconsciente, no llego a dominar el juego en cuestión. Es por eso que en principio entiendo a la gente que se dedica a su profesión sin inmiscuirse personalmente ni moralmente en la reacción ajena.

Cuando tratas con los servicios funerarios y gente que debe proceder con este tipo de tareas, te das cuenta de lo deshumanizado que está el mundo, pero no por voluntad propia de la gente, sino que hay un cierto paralelismo con los doctores cuando visitan a un enfermo, ya que no pueden hacer suyos los problemas de los demás, puesto que si no, no podrían hacer bien su trabajo y esto es comprensible pero no por ello deja de tener un cierto aire de frialdad en el trato que recibes.

Este tipo de relación hace que tú también mantengas una distancia psicológica en la cual todo el conjunto te impide que expreses tus sentimientos abiertamente. Solo en el amparo de tu soledad puedes dejar que aflore el barniz en tus ojos cuando el pensamiento se te distrae hacia las personas queridas. Es difícil incluso llorar en público y puede que a la gente le parezca que eres una persona fría. No obstante, nada más lejos de la realidad, ya que en mi caso sabes que tarde o temprano va a venir ese bajón moral que hará que te derrumbes y quieras estar solo por unos días. No compartir tu intimidad y tus sentimientos con nadie  y ocultarte en tu burbuja de emociones que desde hace tiempo hubieras querido que explotara como si fuera una pompa de jabón.

Como digo al principio de este escrito, en mi caso intento buscar válvulas de escape para poder asimilar correctamente la pérdida en cuestión, sabiendo que nada ni nadie que seas tú mismo puede aprender a pasar las cinco fases del duelo.

Un abrazo para todos los que han pasado por esta situación y mi más sincera solidaridad a todos aquellos que sufren de la misma manera que se sufre cuando se pierde para siempre a un ser querido.

Sinceramente.

Francesc-Amílcar Riega i Bello