sábado, 21 de abril de 2018

LOS BRUJOS VOLANTES CAPÍTULO I

HACIENDO UN DIARIO DEL TOUR DE LOS MAGOS BRITÁNICOS CULMINANDO EN LA 1ª CONVENCIÓN I.B.M./S.A.M., CHICAGO, DEL 27 AL 30 DE MAYO DE 1950.

GRABADA POR GEOFFREY BUCKINGHAM, MIEMBRO INTERNO DEL MAGIC CIRCLE.

CAPÍTULO I. 
BRUSELAS

La gran magia, como una forma de entretenimiento en el teatro o music hall, ha tenido durante los pasados 25 años un severo eclipse. Por otro lado, en los escenarios de conciertos, después de las cenas como entretenimiento, fiestas privadas y, por encima de todo, como un hobby, ha absorbido la popularidad de la magia que ha tenido un periodo similar incrementándose enormemente.

Eso es, de ahí en adelante, las pequeñas maravillas que un número de sociedades han promocionado y mejorado el arte de la magia, se han incrementado también rápidamente hasta que sus miembros en los países de Europa y América ahora alcanzan millones. La naturaleza humana hace posible esto, no hay grupos de sociedades de magos que solo hacen florituras y, que pueden posiblemente existir, más pronto o más tarde, los miembros más enérgicos han conseguido juntos organizar alguna forma de actividad social, de manera que ahora nuestros festivales, días nacionales de magia, grupos de conferencias y, por encima de todo, convenciones, están al orden del día.

En mayo de 1950, tenía lugar en los Estados Unidos de América la más grande convención mágica la cual nunca se había hecho antes en la historia del arte, organizada por los esfuerzos combinados de las dos más grandes sociedades. La Hermandad Internacional de Magos (I.B.M,) y La Sociedad Mágica Americana (S.A.M.).

Cada una de estas dos sociedades tuvo que mantener hasta último momento su propia convención, pero lo que ocurrió es que los presidentes electos de ambas sociedades para 1950, residían en Chicago y eran amigos íntimos; de manera que concibieron un gran plan para unir esfuerzos y hacer uno de los más grandes congresos de este estilo.

Pronto, un comité de prominentes magos de Chicago se formó, se eligió un presidente "¡Hey presto!" y, a la vez, la otra sociedad también, de manera que concibieron organizar esta primera convención de manera conjunta. La magia estaba servida.

El comité, liderado por su presidente, tenía sobre sus hombros una gran responsabilidad. Una cosa es decir: vamos a hacer la convención más grande que nunca se ha hecho; y otra cosa es asegurar que el resultado esté justificado. Había un montón de trabajo por hacer e ideas nuevas iban surgiendo para atraer el soporte necesario de todos los magos del país.

Mientras se trabajaba duramente en esto, se estimaba que podía haber alrededor de un millar de inscritos y, como se verá, los preparativos fueron hechos muy tempranamente para acomodar a 1500 personas. Los eventos tenían que ser probados de manera que nada se dejara al azar y que fueran recompensados con un éxito sin igual. Es gratificante contemplar que la magia de Gran Bretaña contribuyó a su resultado final, de manera favorable.

Cuando llegó el otoño de 1949 y el comité de la convención decidió intentar invitar a un pequeño número de magos británicos para tomar parte en el entretenimiento, todo el mundo se volcó en las actividades de esa convención.

¿A quién tenía que ser enviada esa invitación?

¿Quién asumiría la enorme tarea de organizar una pequeña fiesta para viajar a Chicago?

La elección recayó sobre Goodliffe, El Mago, un miembro de la sociedad mágica británica de Birmingham, y un hombre con un amplio conocimiento de la magia y de personalidades mágicas. Además de esto, Goodliffe había atravesado el Atlántico varias veces anteriormente para ayudar en convenciones mágicas y se había ganado una gran popularidad entre los magos americanos.

Reunir a un equipo de magos británicos no era una tarea fácil; no solo habían de tener y estar disponibles durante este tiempo, sino que cada miembro de la fiesta debía tener una determinada habilidad o novedosa manera de presentación, que debía atraer al público de Estados Unidos de América.

Se tardó varios meses antes de que la fiesta se completase y no se hizo saber a nadie, si había sido elegido o no. Se hizo un tour que duró 3 semanas, pero no obstante, se le dio amplias oportunidades a cada miembro de hacer una fiesta de la manera que la hacían habitualmente y de que cada uno apreciase las capacidades de los otros como artistas.

Yo, a partir de aquí, crei que estaba ampliamente cualificado para describir a cada uno de esos artistas que formaban el equipo británico y que pasarían a ser conocidos como LOS BRUJOS VOLANTES. Voy a empezar por Francis White, secretario del Magic Circle, una de las más grandes y probablemente más conocida sociedad del mundo, con su sede central en Londres.

El Magic Circle tiene un secretario; que se dedica infatigablemente a los intereses de la sociedad, un mago de primera línea y un presentador que rebosaba ingenio espontáneo. Estos atributos le hacían ideal para llevar a cabo un show y nivelar cualquier situación. Esto fue lo que realmente dejó impresionados con su inimitable estilo y atractivo al público americano.

La comicidad fue seleccionada por Derby, Tom Harris, el maestro de escuela mágico porque siempre aparecía en escena con bata y birrete. En su vida privada, Tom tenía un gran negocio de venta de herramientas, pero su pasión era la magia. Era un miembro de varias sociedades, incluyendo el Magic Circle y tenía un estilo del humor propio. También iba acompañado siempre por uno o dos chicos que le ayudaban a sacar espectadores del público. Siempre listo cuando en un momento del show se tenía que hacer trucos impromptu, Fue un valioso apoyo durante todo el tour. 

Si alguien podía hacer algo más que Tom Harris en el campo de la magia, ese era Will Goldston, el famoso mago y autor reconocido por su increíble biblioteca de libros sobre magia y que tenía aproximadamente unos 1500 volúmenes. Alguno de esos libros estaban bajo llave y contienen secretos de la magia que no se pueden encontrar en ningún otro escrito.

Escocia, fue representada en la persona de John Ramsay, de Ayr y, que contaba con 74 años de edad. John era el propietario de un negocio de comestibles, pero toda su vida había estado practicando el arte de la prestidigitación. Se habían escrito unos cuantos libros sobre sus ideas y con su edad parecía que su habilidad mejoraba. Su reputación era conocida en todo el mundo y este era su cuarto viaje a América, donde era particularmente popular y aclamado. Setenta y cuatro años de juventud, fue la manera que él había descrito en todos los sitios. Nadie que le conocía por primera vez, podía imaginarse que un hombre tan rudo y arisco fuera un experto en el arte del engaño en magia de cerca.

Ahora teníamos la difícil tarea de conseguir a la chica de la fiesta. No serían palabras mías las que pudieran hacer justicia sobre la encantadora Paula Baird, la reina de la magia de Inglaterra, la cual vive en Hastings, donde es la señora Slade, ama de casa y madre de un niño de 6 años a quien ella adora y que ha dejado la magia en segundo plano. Nunca jamás, he visto a una mujer maga que pueda compararse con Paula en habilidad con un mazo de cartas y que pueda combinar magia con encanto.

Max Andrews es una de esas personas las cuales su profesión es conocida como vendedor de trucos. Yo siempre pienso que es una manera bastante peyorativa de calificar a una persona que trabaja duro para construir un negocio que provee a profesionales y magos aficionados con los accesorios necesarios para que ellos puedan ensayar. Max, no solo vende aparatos de magia, los manufactura. Inventa nuevos trucos, los envuelve y los transforma en novedades de todo tipo. Su catálogo muestra cientos de diferentes ejemplos y los muestra donde quiera que vaya de viaje con nosotros para incrementar sus ventas en América. Aunque nadie de los artistas del equipo británico hacía ninguno de sus juegos. Era un mago necesario para que los que no tenían habilidad pudiesen hacer los efectos que él vendía.

Si he encontrado dificultad en intentar dar una impresión de Paula Baird más que difícil e incómoda de hacer, ahora encontraré como describir el próximo carácter nombrado como yo mismo Geoffrey Buckingham, miembro del Magic Circle y de la Hermandad Internacional de Magos. Yo siempre he visto describirse a uno mismo con mal estilo, pero puedo decir sin miedo que he sido acusado de ególatra, que mi estudio de la magia durante toda mi vida ha sido mayormente superficial. Tengo, sin embargo, una debilidad por las actuaciones que se basan en la habilidad digital y, a lo largo de estas líneas, esas son las actividades en las que yo me he propagado. Por lo demás, la mejor frase que yo he leído ha sido mirando por encima del hombro de un reportero de Chicago en el campo aéreo justo después de haber aterrizado. El tenía todos nuestros nombres en un trozo de papel y me había definido como ingeniería de ejecución. El más grande manipulador del mundo.

Yo estaba terriblemente afectado. Un sentimiento momentáneo de pánico se apoderó de mi y me dirigí a Goodliffe que estaba de pie y le dije: Dime, ¿has visto lo que este amigo ha escrito en su papel? El más grande manipulador del mundo. ¿Quién se lo ha dicho? ¿Cómo puedo vivir con esta carga y continuar?

Goodliffe me tomó muy calmadamente y respondió: Geoffrey, no te preocupes, todos y cada uno de nosotros, los que estamos aquí, somos los mejores del mundo, excepto yo, yo soy solo el segundo mejor.

En tan solo un gesto, mis breves sentimientos, orgullo y pánico rápidamente desaparecieron.

Yo había sido dejado deliberadamente hasta el final del show por el organizador de nuestra fiesta, Goodliffe, El Mago de Birmingham. Hacía tiempo que nos conocíamos y él no tenía otro nombre; al menos nadie de nosotros había oído mencionar uno, aunque teníamos una gran curiosidad de saber como se llamaba realmente. De cualquier modo, nosotros teníamos que contentarnos con dirigirnos a él como sencillamente "Goodliffe", puesto que siempre manejaba el dinero durante la gira y siempre pagaba todas sus facturas, algunas veces lo llamábamos con el sobrenombre de Padre. Ligeramente alto con bastante menos peso que la media habitual, lucía un par de grandísimas y prominentes orejas, lo cual él siempre aprovechaba para hacer muy buenos negocios con astucia y con gente con coraje que se burlaba de esto. Una de las bromas habituales que Francis White le gastaba a Goodliffe volando mientras atravesábamos el Atlántico, es la de que tuvimos que aterrizar en Shannon porque sus orejas estaban cansadas.

Goodliffe es un hombre de negocios astuto, se hizo fundador de una casa comercial que vendía fornituras para iglesias. Además era el propietario y editor de la única revista mágica semanal en el mundo, propiamente conocida como ABRACADABRA. El tenía un sentido del humor muy especial de manera que nadie más podía tomarse las cosas a mal.

Estos fueron Los Brujos Volantes de 1950 y por muchas semanas fuimos optimistas desde que despegamos del Aeropuerto de Londres. Yo digo optimistas para ser correctos, durante la semana e incluso antes de la fecha de salida, varios de nosotros estábamos muy nerviosos apostando que nos depararía la jornada. El principal obstáculo era el dinero. ¿Nos permitiría el Banco de Inglaterrra cualquier cosa?  No, no lo hicieron. Por tanto, la historia de prensa de que 6 magos británicos ganarían dinero haciendo magia no funcionó. Todo fue muy bien para la historia de prensa, pero cuando se trata de temas de dinero, la dificultad es obtener el visado necesario. De todas maneras, con todos esos problemas, cada uno de nosotros fue hacia adelante con sus medios propios y sus propiedades y, Goodliffe permaneció calmado y reconfortado. Sin embargo, los días entre enero y mayo pasaron rápidamente y las noticias en la prensa aparecían regularmente e incrementándose, hasta que incluso el gran público comenzó a saber que la fiesta británica de magos iba a viajar a América.

Finalmente, se celebró la fiesta de despedida que nos dieron a todos en el Magic Circle durante la cual todos los Brujos Volantes actuaron y la cual fue el proceso de selección final para actuar en televisión. Para mi, esa fiesta fue uno de los episodios más felices de todos los preparativos. Todo el mundo estaba de buen humor y todos estábamos preparados para navegar hacia América.

Cuando te embarcas en un viaje como este, un pensamiento inmediato te hace tomar notas de cada experiencia, cada conversación interesante y recordar cualquier encuentro con cualquier personalidad importante, de manera que no necesitábamos depender de la memoria cuando se nos preguntaba por un cachet sobre nuestra gira. Por consiguiente, teniendo lápiz y papel siempre estábamos listos, y yo concienzudamente emprendí llevar a cabo mi resolución, primero realizando la tarea de prepararme yo mismo, para conforme los días pasaban y las actuaciones se sucedían unas a otras incrementando el ritmo, hasta que llegó el momento que estaba completamente ocupado con todos mis pensamientos, haciendo que las grabaciones se dejaran hasta alcanzar el santuario de nuestras habitaciones de hotel y entonces ¿qué puede hacer uno a las tres de la mañana, con la suficiente energía dejada fuera del ascensor?

Sin embargo, por un sistema como si se tratara de taquigrafía conocido solo por mi mismo, escribía todos los pequeños detalles de mis experiencias personales. Nunca jamás, en el intento de asegurarme de incluir este artículo de manera narrativa, sino los más interesantes incidentes, tuve que indagar profundamente en las voluminosas notas hechas por Francis White,  que estaban mucho mejor hechas que las mías y, cuando vi las páginas del material que él produjo, me quedé asombrado de cuando encontraba tiempo para escribir esto. Sin esta inestimable ayuda a modo de memoria, muchos de los eventos interesantes habrían escapado de mi recopilación.

16 de mayo de 1950

En la tarde del memorable día, martes, 16 de mayo de 1950, nos reunimos en el Hotel St. Ermin's, en Caxton Street, de Londres, en la sede del Magic Circle, desde donde habíamos empezado el primer paso de nuestra jornada. Paula Baird fue la única que no vino. En el último momento, ella decidió ir en barco, aunque tenía la licencia de piloto de Clase A que había obtenido durante la guerra, su familia sintió que ellos preferían que viajara de esta manera por diversas razones y para estar menos nervios. Después de la comida, nos juntamos un número de partidarios que habían venido a despedir a los viajeros. Entre ellos estaba Victor Farelli, Jay Palmer de América y un buen número de miembros representativos del Consejo del Magic Circle. Como podéis imaginar, esas esposas de los Brujos Voladores, las cuales fueron capaces de sacar tiempo de sus tareas domésticas para estar también presentes y yo, no pude ayudar pensando en la última despedida que habían tenido, puesto que estábamos en lo más parecido a una aventura y, las mujeres, con su gran espíritu de auto sacrificio, fueron volviendo a la misma rutina diaria esperando ansiosamente el primer mensaje que mandáramos cuando hubiéramos llegado a nuestro destino de manera segura.

Desde el Hotel St. Ermin's, nos trasladamos al Aeropuerto de Londres en un autobús especialmente fletado para nosotros por Aerolíneas Belgas Sabena. Esta fue una de las características del cuidado y la atención durante todo el tiempo que estuvimos a cargo de ellos, y, mientras nosotros teníamos que conformarnos con las formalidades necesarias en varios aeropuertos, de manera que viajamos con la mínima cantidad de cosas que pudieran producir problemas o retrasos. Después de mucho fotografiarnos con la prensa y salir en las noticias británicas de Gaumont, embarcamos en el avión para Bruselas, la cual fue nuestra primera parada y donde teníamos que tomar el avión transoceánico hacia New York. El primer salto fue sin incidentes y sirvió de prueba de la larga jornada que venía. Para varios de la fiesta, incluyéndome a mi mismo, fue la primera experiencia de estar en el aire, pero estaba encantado de ser capaz de escribir eso, aparte de un sentimiento momentáneo de "mariposas en la barriga", a primera vista del suelo unos cuantos miles de pies por encima, ninguno de nosotros se vio afectado por el viaje en el aire.

En el Aeropuerto de Bruselas, fuimos rápidamente hacia la aduana belga y nos dirigimos a un numeroso número de coches que esperaban para un recorrido relativamente corto que iría al centro de la ciudad, donde el jefe de la oficina y áreas de recepción de Aerolíneas Sabena estaba situado. Aquí experimentamos el primer evento social de nuestra gira, una fiesta cocktail preparada en nuestro honor por Sabena, juntamente con los miembros del Círculo Belgian Ring, liderados por Jean Poisson, además de periodistas representativos de la prensa que también fueron invitados. El director y otros altos ejecutivos de Sabena estaban también presentes. Fue muy bueno, encontrarme al siempre jovial Jean Poisson otra vez, el cual nunca fallaba complementándonos de nuevos trucos de bolsillo. Cada vez que yo había ido a ver a Jean, siempre parecía tener alguna novedad mágica, la cual nadie antes había visto y en esta ocasión, no fue menos. El tiempo para la magia, sin embargo, fue demasiado corto, pero lo manejamos de manera que pudimos hacer un show improvisado. Cada miembro del grupo británico contribuyó con un juego.

A parte de mi propio esfuerzo, el cual  fue memorable solamente porque yo hice la  producción de bolas de billar delante de un gran espejo que ocupaba por completo la pared que estaba detrás de mi,  no puedo recordar con certeza ningún otro efecto el cual fuera realizado esa tarde, excepto uno. Dicho efecto nos lo sirvió Goodliffe, nuestro manager y, aunque decididamente interesante, no tenía que estar muy lejos para que yo lo supiera, había sido grabado en todas partes. (Goodliffe es demasiado modesto para haberlo comentado en su revista ABRACADABRA). El efecto se centraba alrededor de una modelo de Aerolíneas Sabena que era azafata, que tenía una bandeja, manteniendo varias cartas escritas. Seis de ellas fueron elegidas al azar por el público y colocadas en un atril, el cual, cuando se soltaba de la manera habitual, volvía a preparar las cartas para que se pudiera deletrear el nombre Sabena. Excepto por el gusto de la aerolínea, no parecía ser nada inusual el hecho de realizar este efecto, pero para la gente que no lo conocía, desde mi punto de vista, lo que hizo que tuviera éxito fue que el juego se presentó en francés. Voy a abstenerme de las bromas obvias sobre la Revolución Francesa y el gusto, particularmente puesto que no tengo un buen nivel de francés para juzgar a un inglés con acento francés. Solo necesito decir que el esfuerzo que hizo Goodliffe, terminó en una tremenda ovación por parte del público, pero con respecto a sus nervios o su habilidad lingüística no tengo nada que decir. Otro episodio de esta ocasión fue la presentación de Jean Poisson a John Ramsay de un certificado que le proclamaba como miembro honorario de por vida del Círculo Belga. John Ramsay estaba muy orgulloso, efectivamente, de este reconocimiento de su larga y dilatada carrera en el campo de la magia.

Después de muchos apretones de manos y despedidas, corrimos otra vez hacia el aeropuerto para embarcar en el principal avión transoceánico, que tomaríamos a las 9 en punto de la noche. Solo puedo decir que las siguientes horas me produjeron pocas impresiones importantes en mi memoria, la razón fue, supongo, que nada de particular ocurrió y también por el tiempo que nos tomó despegar desde el aeropuerto de Bruselas, ya que estaba a punto de caer la noche. En todos los eventos, mis próximas vivencias son que tuvimos que aterrizar en Shannon, Eire, para repostar y esperar vagamente que las luces de la pista de aterrizaje fueran adecuadas para que nuestro piloto jefe pudiera despegar y alzarnos con seguridad. Por el momento, habíamos aterrizado y estábamos dentro de una sala especial en el Aeropuerto de Shannon, era medianoche, horario de Greenwich y tan pronto como nos refrescamos y enviamos una carta a Inglaterra, fuimos llamados por los altavoces para tomar el avión por tercera (y lo que prueba que fue el final), despegue de nuestro vuelo hacia el exterior.

Traducción libre del suplemento de Magic Circular de enero de 1951.

Hasta el próximo mes, amig@s

F. Amílcar Riega i Bello