sábado, 21 de julio de 2018

LOS BRUJOS VOLANTES CAPITULO FINAL

LA CONVENCIÓN


Del 27 al 30 de mayo de 1950


¿Cómo puedo, en unas pocas páginas estar disponible, dando una descripción adecuada de este tremendo evento en la historia de la magia, la primera convención combinada de las dos grandes sociedades mágicas en América?

¿Cómo pueden convencer mis palabras al lector dando una impresión fehaciente de esos cuatro días llenos de maravillosos entretenimientos organizados?

No hay ninguna persona que fuera capaz de ver todo lo que allí se hizo, y nosotros, los de la fiesta británica, quienes tomamos una parte activa en varios shows organizados y que tuvimos ensayos de manera que teníamos que atender solo en un determinado tiempo, por el que no nos fue capaz de ver las exhibiciones. Algunas de las actuaciones individuales fuimos incapaces de verlas del todo. Yo intentaré, sin embargo, pintar un cuadro lo mas verídico posible de la mayor cantidad de eventos posibles, los cuales fueron elaborados en la convención, y mencionaré alguna personalidad importante o relevante que hubiera actuado. Para cualquier persona que piense, particularmente en alguien, que podía tener algo de experiencia a través del transcurso de una convención, la sucesión de todos los preparativos que deben ser hechos en ella, hace que en sí misma sea obvia. Por el momento, los magos registrados rozaban los 1500 miembros cuando llegaron, junto con el ejemplar de cada uno de sus programas, bolsas y tarjetas de acreditación, no es una tarea fácil y requiere una gran atención en los detalles; no obstante, todo fue hecho meticulosamente.

Organizando las sesiones de magia de cerca, donde los mas grandes expertos en esta rama del arte podían dar demostraciones de su habilidad como todos pudimos ver, debían tener preparada la comida en cada momento por parte del comité. Joe Palen, quien fue el encargado de estos detalles, estuvo a la altura de la ocasión. Se hicieron nueve actuaciones separadas, cada miembro de la convención tenía un ticket para cada una de esas particulares actuaciones. Consecuentemente, nunca había más de 100 a 150 personas presente en cualquiera de estos shows. Nuestro propio miembro John Ramsay, siendo uno de los más grandes exponentes en este tipo de trabajo, fue capaz de actuar en cada una de las nueve sesiones. Recuerdo claramente a Goodlife preocupado pensando en esto.

"Geoffrey", dijo. "Ellos no nos pedirán posiblemente que Johnny haga las nueve sesiones de magia de cerca, al lado de todos los demás antes de que la convención empezara, porque entonces matarán a nuestro viejo amigo".

Parece que los americanos saben que nuestro John Ramsay era mejor de lo que fue capaz de hacer, puesto que no solo hizo todo lo que se le pidió, sino que dio algunas instrucciones privadas en sesiones en su propia habitación a altas horas de la madrugada.

Yo intenté atender uno de los dos shows de la tarde, impartido por los vendedores mágicos, pero solo porque Goodlife era el maestro de ceremonias y yo sencillamente, solo hice un punto de inflexión.

Fue en esta actuación que yo pude ver durante algunos días un poco o nada de Max Andrews; nuestras actividades diferentes nos habían puesto en sitios separados. De repente, sin embargo, Goodlife anunció que Max era el próximo en salir, mirando con sus ojos brillantes y dándonos una demostración de 20 minutos de los efectos mágicos que él había traído para vender. Max era un artista que no necesitaba habilidad y esta facilidad tenía que ayudarle considerablemente para vender sus productos. Yo no puedo ayudar pensando en ese momento que fue típico de Max Andrews, su energía y recursos con los cuales había preparado el vuelo a los Estados Unidos, con el objeto de incrementar sus ventas en manera de exportaciones, estaba lista para competir entre muchos vendedores americanos en sí mismos.

Viendo la bonita demostración de vendedores mágicos, me dio tiempo de visitar la exhibición del salón, donde cada vendedor tenía su stand separado. Fue ahí donde estaba el precio de las muestras más atractivas y la completa exhibición fue la mejor muestra de que era como un bazar. Ahí, estaba todo lo necesario, fue una oportunidad para Max Andrews; y fue sorprendente, lo que dio un toque de color y lo que contribuyó a hacer, considerando la restricción en la cantidad de equipaje la cual habíamos tomado del avión. Cerca había otra caseta de una apariencia similar. En la parte superior de esta había una placa con el simple nombre "Goodliffe", en el cual se encontraba una muestra de diferentes libros y su revista mágica "ABRACADABRA". El puesto en sí mismo estaba desierto, el propietario evidentemente tenía negocios más urgentes en cualquier sitio, sin duda, conectados con la gestión de la fiesta británica. Durante el entretenimiento de los vendedores, Goodliffe había anunciado que tenia un stand, o al menos el pensaba que tenía uno, porque no fuimos capaz de verle en él en ningún momento. Estoy seguro de que esta declaración era completamente cierta, aunque hecha de una manera jocosa. El nunca pudo encontrar tiempo para estar en el stand más que unos pocos momentos.

En uno de los salones más pequeños, estaba uno de los más interesantes stands de toda la convención. Estaba organizado por Ed Miller y consistía en su colección de aparatos y propiedades que una vez pertenecieron y usaron magos famosos en el pasado. Muchas entradas, pósters, trípticos y programas, con fecha de los primeros días del entretenimiento mágico, también se mostraban y fue fascinante examinar estos y proyectar la mente de uno mismo atrás hacia el tiempo en que la magia estaba en su apogeo.

Esto debe, desde luego, ser realizado conjuntamente con el entretenimiento organizado, muchos otros más eventos espontáneos se daban lugar entre estos. La palabra debería rápidamente ir alrededor de algún artista prominente que fue capaz de hacer actuaciones íntimas en una esquina de los salones, o en su habitación, y muy pronto un show no oficial era una fiesta en sí misma. También se daban lugar las fiestas e invitaciones a las casas de aquellos que vivían en o cerca de Chicago. Nosotros, los visitantes de Inglaterra, fuimos los receptores de muchas de estas invitaciones. Esto fue de esta manera y se hizo real cuando con Arthur Buckley, el maestro de la magia manual, autor de muchos buenos libros sobre este asunto, del cual su trabajo es popular en su país. Sin duda, Arthur, en esta ocasión, empezó de la manera en la que muchos de esos shows impromtu comienza, sencillamente ilustrando un punto de discusión a un amigo. En unos pocos momentos mucha gente se acercó y se reunió alrededor, incluyendo yo mismo, y todos fuimos tratados y pudimos disfrutar de la remarcable habilidad de Arthur Buckley.

De esta manera  y con nuestros elementos oficiales, nuestro tiempo fue pasando, y si cualquiera de nosotros, después de estar sentados largamente en cualquier fiesta, sentía que dormir era una necesidad vital, hacía una maniobra táctica. Varias veces volvíamos al hotel a altas horas de la madrugada, determinados a ir directamente a la cama, solamente para ser arropados dentro de otra fiesta tan pronto como nosotros poníamos el pie en el vestíbulo. Tras lo cual, nosotros actuábamos sabiamente y como sabíamos que "no había moros en la costa", antes de entrar en la recepción y haciendo una larga carrera para asegurarnos el poder coger un ascensor.

Los tres eventos principales de toda la convención fueron: el show nocturno de artistas noveles el sábado por la noche, el cual John Ramsay tuvo el honor de presentar, el show internacional del domingo por la noche, seguido por el show nacional en la siguiente noche. Los dos eventos últimamente nombrados, se dieron lugar en el teatro de la Calle 8ª y, en ambas ocasiones, se llenó el teatro. El show de la noche internacional, estaba compuesto casi enteramente por el equipo británico, pero se añadió a "Sorcar", un joven mago hindú, y "Cedric", un artista de Sudáfrica. "Willane" y "June" estaban también en esta gala y ellos actuaron con un gran estilo.

Nuestros actos individuales eran más de lo mismo como habíamos tenido ocasión de hacer para los otros compromisos, excepto que en esta ocasión, Goodliffe tomó el mando como maestro de ceremonias, y Francis White hizo un solo acto. Un número de gags concertados donde también había añadidos para dar variedad al show en su conjunto. Esos gags incluían la rotura y re-composición de una de las orejas de Goodliffe, con una oreja como si fuera un trozo de jamón, y una levitación cómica, en la cual yo era hipnotizado por Goodlife (de pie sobre una silla de manera que miraba hacia adelante con mis ojos) y extendido sobre un sofá solo para flotar hacia arriba y fuera de la escena bajo la influencia magnética de Goodliffe.

Un montón de pensamientos fueron puestos en esos aparentemente espontáneos juegos, efectivamente, habíamos tenido una discusión y ensayo para la levitación. El tiempo gastado en estos valía mucho la pena, porque no solo hizo que se concebieran bien los gags, sino que puso carácter e hizo brillar el show, pero una discusión entre los que participaban trajo la luz a todos los posibles imprevistos que pudieran arruinar el efecto. Incluso así, los episodios que no habían sido ensayados eran casi inevitables de tal manera que ocurrieron cosas inevitables; una de estas ocurrió en el gag de la levitación, pero afortunadamente solo sirvió para recalcar la comicidad bien preparada y establecida por Goodliffe. Después de ser realmente hipnotizado, pretendí entrar en trance y caer de espaldas en los brazos de Francis White, quien mientras tanto estaba esperándome detrás desde las bambalinas. Esto funcionó muy bien cuando nosotros lo hicimos en secuencia en mi habitación, Francis soportando mi cuerpo inerte de una manera realmente auténtica.

Cuando estábamos en escena, sin embargo, y en un intento de asegurarme que Francis estaba ahí detrás, él se deslizó detrás de mi tan silenciosamente que yo, simplemente, no tuve la confianza para caer hacia atrás como habíamos ensayado. En su lugar, después de ser pretendidamente hipnotizado, no pude resistir una rápida mirada hacia atrás por encima de mi hombro, lo que hizo estallar en risas a todo el público.

No creo que estar haciendo un gran servicio a nadie describiendo la conclusión del gag de la levitación. Era una idea muy vieja, pero nunca falla y hace que se caiga la casa cuando se realiza adecuadamente. Después de caer hacia atrás en los brazos de Francis White, fui levantado por él y por Goodlife y apoyado en el sofá cubierto por una tela. Más pases magnéticos y yo me elevé lentamente en el aire, comenzado a flotar fuera de escena acompañado de una música misteriosa tocada por la orquesta. Cuando estaba más o menos a media altura de Francis, "accidentalmente" pisó sobre la esquina de la tela, la cual hizo deslizar la tela, causando que esta cayera  y mostrando al público que yo estaba caminando sobre mis dos pies pero con mi cuerpo echado hacia atrás; mis brazos estaban extendidos horizontalmente, y en mis manos yo mantenía un par de palos, los cuales en sus extremos sostenían un par de viejas botas. Como se puede suponer  en esta actuación en teatro, el efecto para el público de una persona flotando a lo largo es más real y puesto que este es más ridículo y provoca más risas cuando la revelación toma lugar. Yo debería, sin embargo, alentar a cualquiera a que probara de realizar este gag, ya que la víctima debe tener algo de contorsionista para ser capaz de aguantarse desde la posición reclinada sobre el sofá sin destruir la ilusión.

La más grande carcajada de la tarde, indudablemente, vino cuando Goodliffe apareció, después del intervalo vestido como un vaquero, con su placa y su revolver en el cinto. Esto parecía hacer cosquillas al sentido del humor americano, de tal manera que incluso nosotros no podíamos haber previsto, pero nadie sabía el problema que tuvimos para conseguir un traje de vaquero que le encajara a Goodliffe.

El nacional, del show de todos los americanos, tuvo lugar la siguiente noche, también en el teatro de la Calle 8ª. La actuación abrió con un cuadro de historia de la magia, en la cual varios artistas imitaban a personajes populares asociados con la magia a través de los tiempos. En este bien escrito y hábil guión, varios miembros de los elegidos hicieron sus partes bien y a mi me impresionó mucho por la vida-interpretación de Howard Thurston, por el gran exponente de la magia manipulativa Paul Le Paul. Otra vez aquí, tengo que confesar que me gustaría describir el show nacional enteramente. Por el espacio, sin embargo, no nos lo pudimos permitir y no es el propósito de esta narración.

Aún así, aunque esta descripción puede ser encontrada en las revistas de magia, publicadas justo después de la convención, debo recordar una vez más el considerable solo de Paul Le Paul, manipulador; Bill Tallen uno de los malabaristas más virtuosos que yo he visto; George Jason, magníficamente engañador; y, desde luego, Jimmy Muir, maestro de ceremonias. No puedo y efectivamente esto no debería ser, justo describir el material de estos dos últimos artistas, pero es suficiente decir que ellos mantuvieron la casa sólida con sus risas provocando sus excentricidades.

Puede ser que yo no provoque la rabia de Jimmy Muir si recorto uno de sus gags; uno de los más divertidos que nunca he visto, aunque me maravillo que nuestro manager piense igual. Después en engatusar a la totalidad de la fiesta británica de sus confortables asientos en escena por un efecto hilarante con un número de sombreros, Jimmy nos los devolvió todos excepto a Goodliffe, quien fue requerido a sentarse en una silla enfrente de los focos. El entonces hizo aparecer un rollo de cinta adhesiva transparente y con unos pocos movimientos rápidos puso la nariz de Goodliffe en una dirección, su labio inferior hacia abajo en una horrible mirada maliciosa, y manteniendo esos rasgos en sus posiciones no naturales con trozos de cinta, la cual, eran transparentes, que no se podían ver. El resultado de la temporal cirugía plástica de Jimmy Muir era asombrosa. Goodliffe, normalmente placentero, me arrepiento de no poder decir bien parecido, la apariencia fue transformada en la más repulsiva imagen "matón". Si él hubiera podido verse así mismo en un espejo en ese momento, estoy seguro de que hubiera gritado.

El show nocturno nacional, como cualquier otra actuación en teatro acabó a una hora razonable, alrededor de las 10'30 de la noche, y teníamos perspectivas de irnos a la cama temprano. Deberíamos haberlo sabido mejor. Fuimos literalmente secuestrados mientras esperábamos en el exterior del teatro para un taxi y llevados a otro bar de licores de Chicago, el cual estaba regentado por Johnny Paul.

Johnny Paul es otro mago de restaurantes y nosotros no le habíamos hecho una visita, por encima del pequeño escenario de detrás de la barra, con la ayuda de otros varios, el hizo una mágica, ventriloquia y show de variedades de una excepcional calidad. La magia de cerca con dados de Johnny, una técnica que no había visto antes, fue digno de ver. Es interesante anotar que el lugar donde trabajada Johnny Paul estaba situado en el distrito de Cicero, directamente en el lado opuesto de uno de los cuartes generales de Al Capone, famoso, o quizás yo debería decir notorio, durante los días de la prohibición.

El martes 30 de mayo, era el último día de la convención y concluyó con un banquete, discursos, presentaciones y entretenimiento variado como final de fiesta. Yo llegué a esta fase final de nuestro viaje con unos sentimientos muy mezclados. Mi natural arrepentimiento de que todo pronto estaría en el pasado, fue teñido por una cierta cantidad de ansiedad, por estar en la tarde del último día y en el cual yo di una conferencia sobre manipulación. La sección educacional de la convención estuvo en las manos y la gran capacidad de Joe Berg, quien había preparado cuatro conferencias, una en cada tarde, y sobre cuatro aspectos diferentes de la magia. Yo fui, desafortunadamente, incapaz de acudir a cualquiera de las primeras tres, puesto que tenía que prepararme para hacer nuestros propios shows, pero, habiendo sido testigo del extraordinario trabajo de manipulación como Paul Le Paul y Arthur Buckley, yo sentí que mi propia conferencia se asemejaba bastante en su naturaleza a traer brasas a Newcastle.

Sin embargo, me consolé a mi mismo con el pensamiento de que alguna parte de lo que había dicho podía aportar una nueva nota y, al menos, la manera inglesa de hacer conferencias de magia que posiblemente sería nueva para los americanos. Una cosa era cierta. La manipulación no puede ser tomada sin una demostración liberal y, mas allá, el énfasis debe ser en esa dirección. Aquí, entonces, es donde yo tuve la valiosa ayuda de Francis White. Mientras demostraba mis rutinas con acompañamiento musical, Francis dio una seria de comentarios desde un micrófono que no se veía, describiendo las cargas y movimientos secretos que se hacían en cada momento.

Esta combinación de magia, música y comentarios, fue muy placentera, y los 600 o 700 miembros que comprendía la sala, me abrumaron con su calurosa recepción. Yo debo ser muy crítico hasta el extremo si yo intento desviar el hecho de que estaba encantado del gratificante resultado, del cual Francis White y su experimentada voz al micrófono, así mismo como de el acompañamiento y el gusto al piano de George Jason, que contribuyeron grandemente.

Después del banquete, tengo poco que decir; los discursos, las presentaciones, los varios premios y el entretenimiento final habían sido adecuados como en todos sitios.

Continuaba maravillado, una vez hube reflexionado, de que alrededor de 1000 personas habían estado sentadas y servidas cuidando todos los detalles y sin ningún fallo que yo pudiera detectar. Verne Uker, con su capacidad de jefe del comité de la convención, rendió tributo en su discurso a la organización de cada una de las varias actividades de la convención y nunca se podría decir que podía haber sido más justo, la junta de presidentes, Dr. Harlan Tarbell y W. Russell Walsh, deberían estar satisfechos de esta iniciativa, la primera convención combinada I.B.M./S.A.M.

Atentamente,

F. Amílcar Riega i Bello.

Hasta el próximo mes amig@s,