sábado, 21 de diciembre de 2019

LA VIDA SECRETA DEL CEREBRO



DEL CEREBRO A LA MENTE: LA NUEVA FRONTERA


El cerebro humano es un maestro del engaño. Crea experiencias y dirige actos con la habilidad de un mago y nunca revela cómo lo hace; mientras, nos da una sensación de falsa confianza en que sus productos -nuestras experiencias cotidianas- revelan su funcionamiento interno. La alegría, la tristeza, la sorpresa, el miedo y otras emociones parecen tan distintas y  tan connaturales que suponemos que tienen causas separadas dentro de nosotros. Cuando tenemos un cerebro que esencializa, es fácil que se nos ocurra una teoría de la mente errónea. Después de todo, somos un grupo de cerebros que intentan averiguar cómo funcionan los cerebros.

Durante milenios, este engaño ha sido, en gran parte, un éxito. Si, las esencias de la mente han ido experimentando un lavado de cara cada siglo o dos, pero en la mayoría de los casos la idea de unos órganos mentales no ha cambiado mucho.* Abandonar estas esencias sigue siendo un reto, porque el cerebro está cableado para categorizar, y las categorías crean esencialismo. Cada sustantivo que pronunciamos es una oportunidad para inventar una esencia sin tener la intención de hacerlo.

Poco a poco, la ciencia de la mente está prescindiendo, por fin, de sus "ruedines" auxiliares. El cráneo ya no ese el campo de fuerza que fue antaño, ahora que la tecnología de la imaginología cerebral puede observar de manera inocua el interior de una cabeza humana. Nuevos dispositivos portátiles de  medición trasladan la psicología y la neurociencia del laboratorio al mundo real. Pero mientras acumulamos petabytes de datos sobre el cerebro con nuestros juguetes tecnológicos del siglo XXI, los medios de comunicación, los inversores de riesgo, la mayoría de los libros de texto y algunos científicos siguen interpretando esos datos con una teoría de la mente del siglo XVII (después de haber adoptado una versíón de la frenología mejorada y más elaborada desde Platón 1.0). La neurociencia nos ha ofrecido una comprensión mucho mejor del cerebro y de su función que la que nunca nos ha podido ofrecer nuestra propia experiencia, y no solo para las emociones, sino también para todos los sucesos mentales.

Si he cumplido bien mi cometido, el lector se habrá dado cuenta de que muchos hechos sobre las emociones que se dan por ciertos en libros de texto y en medios de comunicación populares son muy dudosos y se deben reconsiderar. A lo largo de estas páginas, hemos visto que las emociones forman parte de la estructura biológica del cuerpo y el cerebro del ser humano, pero no porque tengamos unos circuitos dedicados a cada una de ellas. Las emociones son el resultado de la evolución, pero no como esencias transmitidas desde algunos animales ancestrales. Experimentamos emociones sin esfuerzo consciente, pero eso no quiere decir que seamos recipientes pasivos de esas experiencias. Percibimos emociones sin instrucción formal, pero eso no significa que las emociones sean innatas o independientes del aprendizaje. Lo que es innato es que los seres humanos usamos conceptos para construir realidad social y que, a su vez, la realidad social cablea el cerebro. Las emociones son creaciones muy reales de la realidad social, creadas por cerebros humanos junto con otros cerebros humanos.

En este capítulo final utilizaremos la teoría de la emoción construida como una linterna para enfocar temas más amplios de la mente y el cerebro. Examinaremos detenidamente el cerebro predictivo y todo lo que hemos aprendido sobre él, como la degeneración, los sistemas centrales y el cableado para el desarrollo de conceptos, para ilustrar la clase mente que es más probable que surja de esta clase de cerebro. Analizaremos qué aspectos de la mente son universales o inevitables y cuáles no, y lo que esto significa para una comprensión más amplia de los demás y de nosotros mismos.


*En pocas palabras, la idea de que los conceptos dependen de la experiencia (empirismo) sigue siendo una idea derrotada por la creencia de que los conceptos son algo intrínseco, bien porque estamos dotados de ellos (nativismo), bien porque surgen de la intuición o la lógica (racionalismo). Cada intento del empirismo ha fracasado de un modo u otro, desde los filósofos asociacionistas del siglo XVII hasta los conductistas del siglo XX.



Texto extraído del libro:"LA VIDA SECRETA DEL CEREBRO", de Lisa Feldman Barrett.

ISBN: 978-84-493-3425-2


Hasta el próximo mes amig@s.

Francesc-Amílcar Riega i Bello


jueves, 21 de noviembre de 2019

PERSONALIDAD, NATURALIDAD Y FAMA

He decido elegir estos tres aspectos de la magia y su profesión puesto que sé que la mayor parte de ilusionistas que empiezan ahora, deberían plantearse su objetivo a largo plazo, exactamente desde sus principios.

Vamos con el primer aspecto.

PERSONALIDAD

Cada ser humano tiene su propia personalidad, que es única e intransferible  y, por tanto, debe potenciarla cuando hace magia. Esencialmente en magia de cerca, no hace falta crear un personaje, a no ser que quiera interpretarse magia con argumento. El quid de la cuestión, es conocerse a sí mismo y potenciar los aspectos positivos y acentuar los defectos para que el conjunto tenga elegancia y cierta simpatía o comicidad respectivamente. Si eres una persona que tiene vis cómica, no te hará falta esforzarte mucho para conseguir el entretenimiento del público, aunque esto en ocasiones puede que haga de ti un buen comunicador pero perjudique a la consecución de la emoción mágica de tus juegos. Conocerse a si mismo, implica un trabajo de introspección digno de estudio. Conocer tu lenguaje corporal, tener buena dicción y tu indumentaria, acentuarán en mayor o menor proporción los aspectos de tu personalidad. Ahora solo te queda decidir el hecho de considerar si quieres ser artista dentro y fuera de escena o, simplemente, fuera o dentro. Si decides ser dentro y fuera de escena tal como eres, adquirirás lo que se conoce con el concepto mágico de naturalidad.

El segundo aspecto es la...

NATURALIDAD

En este apartado, no me referiré a la naturalidad en tu personalidad, puesto que ya lo he definido antes. Sino a la naturalidad con la que realizas tus juegos y tus técnicas secretas. Es importante adaptar las técnicas a tus gestos propios y manera de moverte corrientemente, de manera que no haya contrastes cuando realices una técnica secreta. También es importante saber cual es tú límite, técnicamente hablando, para evitar trabajar en público al límite de tus posibilidades, con el consecuente nerviosismo que ello implicará en los momentos tramposos y en la atención que debes captar del público. Pondremos un ejemplo.

En un determinado juego, necesitas controlar una carta, a cualquier punto de la baraja. Para ello, debes utilizar el criterio de la elegancia de la sencillez, que cada uno tiene y que es inherente a su propia psicomotricidad fina. Deberás elegir la técnica adecuada para cada juego para que puedas ejecutarla en público con naturalidad y sin esfuerzo excesivo. La magia debe ser sencilla, pero no simple y la técnica también. Esta última depende siempre de si has sido educado tempranamente en el estudio de la técnica o si aunque hayas empezado a una edad temprana, con los años vas perdiendo facultades. Por estas razones, tus técnicas y tu repertorio deben variar para conseguir el mayor impacto en el efecto cuando llegue el momento en cuestión.

No olvidemos que el ilusionismo, al margen de que pueda ser un arte visual, es principalmente comunicativo casi en su totalidad y, por ello, lo que debemos transmitir y, lo que es más importante y fundamental, es la emoción mágica como nos recuerda el maestro Juan Tamariz.

Y por último el tercer aspecto que es la...

FAMA

La fama tiene sus ventajas e inconvenientes. Los inconvenientes, aunque a muchos que empiezan pueda parecerles que no existen dado su carácter vanidoso o egocéntrico, tienen su importancia.Si eres famoso a una edad temprana, puedes caer en el error de dejar de lado tus principios éticos y sentarte en el sillón de menospreciar a los colegas de profesión. También tendrás que renunciar a tener una vida privada estable, lo cual es imprescindible para la armonía interior del artista y su propio crecimiento como tal.

Si por el contrario, no estás preocupado por ser famoso puedes pasar inadvertido cuando vas caminando por la calle, tener el reconocimiento de la profesión y tener amistades realmente verdaderas. También supongo que tendrás una vida familiar estable y unos deberes y responsabilidades que te hacen tocar de pies en el suelo, no dejando de lado los estudios que hayas cursado y el propio estudio de la magia en profundidad en cuanto a historia, teoría y saber hacer delante de un público. Probablemente y esto es una opinión personal, yo he elegido este camino.

Si la fama te viene por una cuestión fortuita, mucho mejor. Pero si no te lo has planteado desde un principio, tendrás una buena base que no hará inestable tu vida privada y seguirás siendo y conservando las amistades de cuando empezaste de una manera coherente y sólida. 


Mi filosofía de la magia en la vida es complementarme con la comunidad, de manera que si no actúo puedo enseñar a los que tienen menos experiencia y si actúo puedo aceptar las críticas, sean acertadas o no y después seguir mi propio criterio. No obstante, hay una máxima que debes seguir siempre y es disfrutar con lo que haces, como lo haces y con quien lo haces.El día que no disfrutes con tu público, es que la magia te ha dejado, luego deja de actuar. Es lo mejor para tí y la comunidad mágica. Cuando el público vee algún mago que no le gusta, no es que no quiera ver mas a ese mago, sino que deja de gustarle la magia. Recuerda bien esta máxima pues es importante para nuestra comunidad.

"Toda la magia está en los libros." Fred Kaps Dixit

El mejor mago del mundo que pueda existir es solamente un granito de arena en la historia de la magia.

Atentamente.

Francesc-Amílcar Riega i Bello

Hasta el próximo mes amig@s.

lunes, 21 de octubre de 2019

INTENCIONES DE MIGUEL ANGEL GEA




Este nuevo trabajo de Miguel Angel Gea, en forma de libro y presentado en el ultimo congreso de Vitoria, vale su peso en oro. Los pensamientos y las intenciones están escritos por Miguel Angel Gea y los juegos de todo el libro por Juanma Gonzalez, además está ilustrado por Fabián Fontela.

Lo que me ha sorprendido gratamente de este trabajo es la elegancia de la sencillez, que destila prácticamente en todos los juegos incluidos en este libro, si bien antes de la explicación de cada juego,viene escrito un artículo de concepción que no tiene desperdicio. Es como estar charlando con Miguel Angel y, a su vez, compartiendo una tarde con él. Si bien, cuando ha publicado libros de juegos con monedas ha sido muy purista en su concepción técnica, no es así con este libro de cartomagia que a más de un principiante o avezado profesional le sorprenderá por la sencillez del método, aunque no de su interpretación cuando lo haga en público.

Prácticamente todos los juegos se pueden hacer con un mínimo de técnica y eso hace que sea más accesible para principiantes y reconfortante para los que buscan la potencia del efecto mágico cuando actúan. 

Sus pensamientos, asimismo como sus intenciones, son una clara lección y un ejercicio de sinceridad con el lector que pocos magos tienen la deferencia de hacer, generando una empatia propia de Miguel Angel.

En el Bloque 1, se habla de la magia y puedes encontrar diversos apartados como: LA META ES EL IMPOSIBLE, LA PROTAGONISTA ES LA MAGIA, LA MAGIA POR LA MAGIA y TODO ALREDEDOR DE LA FICCIÓN. 

En el Bloque 2, dedicado al espectador, se habla de como influye la magia en la mente del espectador, tanto por lo que decimos como por lo que dice nuestro lenguaje corporal. Y si bien cabe otra vez destacar sus pensamientos, no debemos menospreciar los juegos que en este bloque se detallan.

A mí personalmente me encanta el capítulo 7, que lleva por título: YENDO A LO INFANTIL INHERENTE EN LA MAGIA. 

En el Bloque 3, habla de LA EXPERIENCIA y como los elementos que conforman la experiencia mágica van dirigidos hacia el imposible.

El capítulo 12 que lleva por titulo: DANDO VIDA AL ELEMENTO, es un concepto ya usado anteriormente por Dirk Koorwindeer cuando creó el famoso juego de "El Cochecito", aunque aquí se reflejan diferentes aspectos con la baraja en las manos.

En el Bloque Extra, Miguel Angel nos sorprende con un efecto al que le llama DIANA, y que ofrece un sin fin de posibilidades a quien quiera estudiarlo.

Y para terminar, nos propone temas en los cuales la baraja está escrita con diferentes letras y produces en el público un efecto, ayudado de varios objetos comunes, los cuales van apareciendo conforme se forman las palabras. Después de estos cuatro mensajes, nos dedica el capitulo 17 a IDEAS SUELTAS, al más puro estilo de los problemas de J. N. Hofzinser, del que supongo será un gran admirador.

Recuerdo que una vez hablando con Miguel Angel sobre la magia, me dijo que lástima que no hubiera vídeos ni de Hofzinser ni de Nate Leipzig, las cuales son dos buenas referencias, puesto que el primero es el padre de la cartomagia moderna y el segundo, fue ni más ni menos, que uno de los maestros de Dai Vernon.

Hasta el próximo mes amig@s.

Francesc-Amílcar Riega i Bello.

sábado, 21 de septiembre de 2019

ROMA, LA CIUDAD ETERNA

Visitar una cultura milenaria, ya tiene de por sí su elemento atractivo. Una vez estás inmerso en una ciudad que te devora por la cantidad de historia que tiene y los monumentos que hay en ella, es por si misma un generador e inquietante búsqueda del conocimiento que no puedes rechazar conscientemente.

Puedes encontrar vestigios de arte en cualquier rincón en el cual desemboca prácticamente cualquier calle y, ante tu sorpresa, puede surgir un monumento como puede ser la Fontana di Trevi.

Cabe destacar de entre estos lugares la Piazza Navona, que te advierte de la adversión de Bernini hacia alguna obra de Miguel Angel. La fuente de los cuatro ríos más importantes de la época, El Ganges, Río de la Plata, el Nilo y el Danubio, están representados por sendas estatuas de las cuales una de ellas mira horrorizada a la construcción hecha por Miguel Angel.

Continuando el trayecto a pie por las adoquinadas calles adyacentes, encontramos El Panteón que rebosa majestuosidad y puede calificarse de edificación colosal y con unos recursos de alcantarillado que absorbe el agua en caso de que la lluvia caiga desde la cúspide de la cúpula.

De Miguel Angel cabe destacar la figura figura de La Pietá, que para los amantes de la magia con monedas, debería ser un referente de lo que es una mano en posición natural, ocultando en el empalme clásico dicha moneda.

Nosotros estábamos alojados en el barrio de Santa María la Mayor, enfrente de la Basílica Papal que lleva el mismo nombre. Dio la casualidad de que llegamos el día 5 de agosto y se conmemoraba un fenómeno metereológico muy extraño. Nevó un 5 de agosto y lo celebran cada año con una gran fiesta en la que se lanza, por medio de máquinas lanzanieves y se proyecta sobre la plaza auténtica nieve. Acto seguido, empieza a tocar una banda y hay un espectáculo musical que dura hasta casi las 2 de la madrugada, que si tienes oportunidad no debes perderte.

Si entras en la Basílica de Santa María de la Mayor o de Las Nieves, podrás contemplar el lugar donde está enterrado Bernini, escultor y arquitecto de las más bellas imágenes extendidas por toda la ciudad.

Una anécdota divertida que vivimos fue coger el autobús, concretamente la Línea 71, y cuando circulaba por las carreteras adoquinadas de Roma, lo hacía lentamente, y aún a pesar de esto parecía que el autobús se destartalase. 

Visitar el Museo del Vaticano es un auténtico lujo, no puedes retener toda la información sobre las obras de arte que hay dentro de él y te tienes que conformar con admirarlas y disfrutar el momento, como debería hacer el público cuando va a ver un espectáculo de magia. No hay que intentar entender el proceso que se ha seguido para la elaboración de tanto arte junto, sino, sencillamente disfrutar del impacto visual que tanto estatuas, cuadros, frescos y demás, tienes la oportunidad de ver en ese momento. La visita hecha con tranquilidad y gozando como final del techo de la Capilla Sixtina, del cual es su autor Miguel Angel, no tiene precio, sencillamente entras y te emocionas.

Si después quieres visitar la Basílica de San Pedro, te encontrarás con largas colas y si es en el mes de agosto estarás aproximadamente una hora haciendo cola con un  mínimo de 38ºC antes de pasar el control de seguridad. Luego te darás cuenta de que realmente merecía la pena visitarla.

Si te sobra algún día libre, visita y pasea con tu pareja por Villa Borghese, ya que te puede pasar lo mismo que a nosotros, que encontramos una moneda de 2€ tirada en el suelo sobre las piedras. Hay un mirador que te permite una buena perspectiva de la Piazza del Popolo y hacer una foto panorámica de toda la ciudad de Roma. No desperdicies esta oportunidad.

Aunque nosotros no somos católicos practicantes, tendrás que acudir a los monumentos eclesiásticos si quieres ver las más grandes figuras del arte en su mayoría.

Aprovechamos la ocasión para saludaros magi-cordialmente.

Hasta el próximos mes amig@s,

Francesc-Amílcar Riega i Bello



miércoles, 21 de agosto de 2019

LA EMOTIVIDAD DE LAS COSAS SENCILLAS

El otro día decidimos salir de casa, ya no para ver un espectáculo de magia, sino para ver a Gloria, la maga. Y digo esto, porque últimamente, al margen de ir a ver espectáculos por la calidad de los mismos, también vamos a ver espectáculos por la calidad humana de quien los interpreta. 

Muchos de vosotros conoceréis a Gloria Roig, pero pocos conoceréis su faceta humana y el trato que tiene con todos los que le rodean. Sin ser una persona muy técnica, hace que la simplicidad de sus juegos resulte mágica verdaderamente, por lo que ella transmite cuando los interpreta, el cariño, la dulzura y el trato que tiene con el público es exquisito y es por eso que no te fijas en lo que hace, sino en su persona que es la que realmente destila magia.

Empezó la sesión con un juego que le había enseñado Koke (e.p.d.) y que supongo lo mantiene en su estructura por el cariño que le tenía. Es cierto que quien no tiene memoria y no recuerda a sus antecesores, no tiene perspectiva de futuro, y el futuro es una cosa que debe interesarnos mucho porque es el lugar donde vamos a pasar el resto de nuestras vidas. 

Durante la sesión, tuvo algún fallo manifiesto que reconoció públicamente, puesto que era evidente, pero no por ello dejó de arrancar aplausos en el público, que le rindió a modo de muestra de cariño el hecho de perseverar de manera ilusionada a seguir ilusionando a todos los presentes.

Después de varios juegos de diversa índole y que no revelaré porque Gloria es una maga profesional que prefiere cambiar de público a cambiar de juegos, tal y como debe ser, acabó también con un juego de nuestro apreciado amigo Koke (e.p.d.) que me sorprendió gratamente por su sencillez y efectividad. Dicho esto y reflexionando sobre la actuación en su conjunto, es difícil encontrar magos con esa mirada en los ojos, alcanzando el infinito de la ilusión y la felicidad interior cuando actúan. Y es que Gloria, últimamente, trabaja mucho tanto para niños como para adultos. Nos sacó el niño que llevamos dentro, ya que cuando realizaba sus juegos durante toda la sesión, pude ver esbozada una sonrisa en los espectadores que hablaba por sí misma. Esto también es magia señores, ver a una persona que encandila con su presencia, con como hace las cosas y el porqué. Esto también es atmósfera mágica y, por supuesto, vender factor humano, que al final debería ser el objetivo de todo mago en lugar de convertirnos, poco a poco, en ilusionistas sin ilusión.

Si las personas normales y corrientes, y después de pasar la adolescencia, nos vamos poniendo una coraza para ocultar el niño que llevamos dentro y cuando vemos un espectáculo de magia podemos sacar a ese niño, ya es un gran logro. Pero ser ilusionistas y que con el tiempo no perdamos la ilusión por ilusionar a nuestro público con lo que hacemos, puedo aseguraros que es una maravilla en el ámbito de la satisfacción personal. Gloria debe sentirse satisfecha después de todas sus actuaciones, al margen de sus muchos o pocos errores, ya que eso no es lo importante. Lo primordial es que los espectadores se sientan ilusionados, sean magos o no, por el hecho de verla actuar.

Os recomiendo la experiencia desde este punto de vista y veréis como no salís defraudados. Yo desde estas líneas, solo puedo decir: 

"Gracias Gloria, por ser como eres y compartir con nosotros tu carisma, que hace de ti una maga encantadora".


Hasta el próximo mes amig@s,

 Magi-cordialmente.

Francesc-Amílcar Riega i Bello

domingo, 21 de julio de 2019

A FUEGO LENTO

Si tuviera que elegir el mejor libro que he leído durante toda mi vida y que, además, el contenido de este se correspondiera con el título, sin duda alguna serían los dos volúmenes de Joaquin Matas A FUEGO LENTO.

A FUEGO LENTO, tal y como yo lo entiendo, es cocinar los alimentos con paciencia, con sabiduría y, además, al más puro estilo de los clásicos. Digo alimentos, porque prácticamente todo lo que interpreta Joaquin, cuando se lo ves hacer, te lo comes y, además, te da tiempo a digerirlo paladeando la buena magia que destila a través de sus manos y que viene de su mente. Es el trabajo de muchos años como mago profesional, empezando en EL CAFÉ TEATRO LLANTIOL hasta la actualidad. El hecho de que haya tardado tanto a decidirse a escribir estos libros, por otro lado, explicados en minucioso detalle, le da una credibilidad muy grande desde el punto de vista de su concepción mágica. Debemos aprender a valorar, cuando leemos estos libros, lo que tenemos entre manos y estudiarlos también minuciosamente puesto que cada juego es una joyita en si misma.

Actualmente, Joaquin es uno de los máximos exponentes de la  magia española para público. Viniendo de la escuela de Gabriel Pareras y tomando como referencia a otros magos clásicos como David Williamson, Bebel, Tabary, entre otros. No desperdiciemos la oportunidad que nos brinda este intelectual de la magia y también estudioso al fin y al cabo de la más pura escuela española. Una persona que publica un libro con los juegos que lleva haciendo más de 25 años, indudablemente, se podrá adivinar que se convertirá en un clásico referente de la magia de salón y de cerca.

Mi juego favorito, entre los muchos de estos libros, es EL CUARTETO HIPNÓTICO, que bebe de las fuentes de Bebel, el mago francés al que siempre tenemos la oportunidad de ver en directo en la calle Boulevard St. Germain al lado del Café Mabillon. Solo tienes que coger el metro y bajarte en la Estación de Mabillon a partir de las nueve de la noche y podrás gozar de una de las más increíbles sesiones de magia de cerca en la calle por parte de este mago parisino.

Sin duda alguna, la cartomagia moderna, prácticamente en su totalidad, viene de Francia, tal como ratifiqué hace unos días cuando visité al maestro Juan Tamariz para ayudarle con el libro que va a publicar próximamente y que será su autobiografía.

Volviendo con Joaquin Matas, he de decir sin temor a equivocarme, que además de quitarme el sombrero como mago que crea una atmósfera mágica en todas sus actuaciones, se nota que con el tiempo ha aprendido a escuchar más y hablar menos, que también es uno de los grandes secretos de la vida si quieres seguir tocando de pies en el suelo, por mucho que seas un referente en el mundo de la magia. A pesar de su rapidez mental ante cualquier incidencia que pueda ocurrir cuando ejecuta alguno de sus juegos, en la vida normal aprende a escuchar y valorar los consejos de la gente más madura que él, y por supuesto, esto también le honra.

Una magia elegante, que me recuerda con su porte y maneras al desaparecido Michael Skinner en sus buenos tiempos, lo cual ya dice mucho de la calidad mágica y el carisma que desprende Joaquin en todas sus actuaciones. Esto es realmente ser generoso con la magia, por el hecho de compartir su trabajo de años con la comunidad mágica, dejándonos un legado difícilmente superable, y también, de manera altruista, puesto que vendiendo libros de magia, hoy en día, nadie se hace millonario. Ya lo dice el proverbio: "Si quieres guardar un secreto en el mundo de la magia, publicalo". Y aunque esa no es la intención de Joaquin con respecto a sus juegos, vale la pena estudiarle a él y vérselos hacer por el puro placer de comprobar si lo que dice en sus libros es cierto. Puedo aseguraros a ciencia cierta y sin poner en riesgo mi credibilidad profesional, que leer los libros de Joaquin es como tener una conversación en persona con él y no saber que decir ante la evidencia de su amor y pasión por la magia. 

Desde estas líneas, Joaquin, quiero agradecerte el trabajo bien hecho y tu generosidad para con los magos cada vez que estamos contigo.

Recibe un magi-cordial abrazo de,

Francesc-Amílcar Riega Bello

Hasta el mes siguiente amig@s.

viernes, 21 de junio de 2019

LA MOTRICIDAD FINA EN LOS MAGOS

Si entendemos por motricidad la capacidad de manejar objetos en general, la motricidad fina se refiere a mover objetos en la punta de los dedos y con la punta de ellos. Conforme nos hacemos mayores perdemos facultades y, con ellas, la motricidad fina que hemos adquirido durante la juventud.

Hay algunas personas que empiezan en el mundo de la magia a partir de los 35-40 años y por mi humilde experiencia está demostrado que no puedes enseñarles determinadas técnicas de motricidad fina, como son el salto, la cuenta con el dedo meñique o, si más no, tienes que dedicarles muchas horas para que consigan obtener esa habilidad. Hay algunos magos que no son muy dados a tener la motricidad fina muy desarrollada, pero en cambio desarrollan el ingenio de sus ideas y basan su magia en la construcción de sus juegos. Si a eso le sumamos una buena estructura en su actuación, podemos igualmente obtener una buena sesión de magia, tengamos la edad que tengamos. También la memoria, como fuerza motriz del pensamiento, va menguando con la edad y no puedes recordar con sumo detalle cosas que han sucedido hace más de 25-30 años. Claro, que cada persona es un caso y puede haber excepciones que confirmen la regla. Pero en la mayoría de los casos, mi experiencia me dice que es así, triste pero real. Con la edad adquieres experiencias y sabes adaptar tu repertorio profesional en función de las necesidades que puedes cubrir y, es bueno que pasado los 50 años consideremos la opinión de los magos expertos que dicen que la magia tiene que ser una cosa sencilla, que hay que llegar a la elegancia de la sencillez, que lo importante es el efecto, la actitud y, por encima de todo, la personalidad del propio mago.

Hace años, hablando con un amigo mago, le comenté que la magia era como la educación física y aunque hubieras practicado y dominado algún deporte, con el tiempo se tiene una cierta tendencia a utilizar más el ingenio y la picardía. Es por esto que en nuestro repertorio y conocimiento debemos estar preparados para cuando lleguemos a una determinada edad, por si queremos seguir impresionando a la gente con nuestros efectos. Yo recomiendo que en vuestra juventud, y espero que lo hayáis hecho, nutrido vuestro cerebro con una buena cantidad de efectos automáticos y matemáticos, o si más no, con efectos que requieren tan solo un mínimo de destreza, para recuperarlos cuando sea necesario y os falle la motricidad fina.

El mago inglés John Carey es muy consciente de esto al igual que lo es Steve Beam y, por supuesto, Roberto Giobbi. Recomiendo encarecidamente las lecturas de al menos estos tres magos juntos con las de Alfredo Florensa (e.p.d.), para cuando como he dicho anteriormente, no estéis en condiciones de asumir riesgos en vuestra técnica llegado el momento.

Este procedimiento de análisis de la conducta humana, os puede llevar a desarrollar y mejorar vuestro ingenio durante la juventud y, probablemente, podáis combinar ingenio y habilidad mientras seáis capaces. Puede que algunos piensen que es una filosofía Zen y, que todo lo que estoy diciendo, sea producto solo de mi imaginación. Cuando llegue el momento que tengáis cierta edad, seguramente os acordareis de mi, de mis palabras y valoréis la experiencia y conocimientos de los magos clásicos que basaban su magia en lo sencillo, pero no por ello menos efectivo en cuanto a la emoción mágica se refiere. Es a partir de los 50 años que la personalidad escénica de un mago se define por completo, y por supuesto, es un tanto absurdo intentar empezar a aprender técnicas complicadas pasados los 50 años. Algunos alumnos que he tenido lo han pretendido y pese a mis esfuerzos, un 60 % no lo han conseguido en su totalidad. En su lugar, hemos tenido que buscar técnicas alternativas para llegar al mismo efecto, dándose la circunstancia de que por las condiciones intrínsecas del juego y su construcción, no se llega a alcanzar el efecto tan puro que la versión original describía. Quien ha basado su magia en la elegancia de la sencillez durante toda su vida, ya tiene mucho ganado pues solo se verá limitado de hacer magia si cuando está en una edad avanzada sufre de algún trastorno psicomotriz.

La vocación, el entusiasmo, la actitud y perseverancia en la vida, hace plausible las diferencias entre un aficionado y un profesional, y de la misma manera que trabajar casi a diario te da más tablas y puedes ejecutar consecuentemente tus juegos con soltura despistante, también puedes dar tu vida por la magia muriendo con las botas puestas.

Hasta el próximo mes amig@s.

Sinceramente,

Francesc-Amílcar Riega i Bello


martes, 21 de mayo de 2019

EL OPORTUNISMO EN LA MAGIA

Hay un apartado en  magia dedicado al oportunismo y que se define como su propio nombre indica. Es decir, en conseguir una carta firmada de un espectador, para meses después al ir a su casa colocarla detrás de un cuadro, o sea, obtener un duplicado en una determinada carta para crear luego una situación de magia inverosímil, es lo que llamaríamos hoy en día pre-guión show. Creo que la primera persona que puso en práctica en España este ardid es un gran mago en la actualidad, pues cuando visitaba o se reunía con un grupo de amigos magos en su domicilio, preguntaba quien iba a ir a la reunión para ver si en la carpeta de cartas firmadas que tenía de diferentes puntos de España y de sus correspondientes magos, podía así sorprender haciendo juegos como por ejemplo La Carta Rota y Recompuesta Firmada.

Este es solo uno de los ejemplos de lo que se puede conseguir con el oportunismo. Una magia de fuerte impacto y completamente sin explicación, puesto que al crear un paréntesis de olvido en el tiempo, puedes hacer cosas realmente asombrosas. Este tipo de acción se estilaba mucho allá en los años 80 y cuando yo competí en el Congreso Mágico Nacional de Oviedo en 1987, un buen amigo hizo alarde del oportunismo al hacer firmar, un par de días antes de la competición, una carta a una bella señorita, después en pleno acto del concurso hizo salir a esta señorita como espectadora y esta misma señorita eligió la misma carta que hacía unos días había firmado. El astuto mago , le hizo firmar la carta con el mismo rotulador que había firmado la carta unos días antes y la carta, misteriosamente, apareció dentro de una vela que estaba completamente sellada. Evidentemente, el impacto fue brutal y el jurado quedó completamente confuso. Nadie hizo ninguna objeción al respecto, puesto que se trataba de una rutina que, aparte de este efecto último, estaba muy bien construida en su totalidad.

Ahora veamos que ocurre cuando nos encontramos, no ya con el oportunismo en magia, sino con "EL OPORTUNISTA EN MAGIA". ¿Qué es el oportunista? Buena pregunta, puesto que cuando nos reunimos entre magos, quien más o quien menos y si la reunión es en petit comittee, deja ir ideas a los demás que son de su propia creación, sean técnicas o juegos en sí mismos. El oportunista es aquel que bien, de primera o segunda mano, trabaja esa idea, la modifica y antes de que el autor de la idea publique su técnica o juego, lo hace suyo aportándole prácticamente nada y ganando renombre en el mundo de la magia. 

Estas personas no existirían si todos supiéramos siempre que mente perversa tenemos delante y fuéramos en su defecto más reservados a la hora de saber a quién le confiamos nuestros más recónditos secretos mágicos. No se puede esperar, si suelta una idea en un congreso de magia, que nadie te guarde el secreto y que en el próximo libro que compres salga publicada esa idea tuya. La culpa no es de nadie, ahora bien, la responsabilidad es de uno mismo. 

La mayoría de nosotros, los  magos, en nuestra juventud con el más sincero afán de destacar nos hartamos de inventar técnicas y juegos que probablemente ya estén inventados, pero nuestro complejo de inferioridad cuando nos iniciamos en la magia, hace que queramos sobresalir por encima del resto como si se tratara de una competición propiamente dicha. Y es ahí, donde los que lo miramos con el paso del tiempo, nos damos cuenta de lo "bocazas" que hemos sido a lo largo de nuestra juventud.

Ahora bien, cuando el oportunista es un mago famoso o que teóricamente no necesitaría de estos ardides, sino más bien debería enseñarte como mejorar una idea, técnica o juego, haciéndote alcanzar un nivel más alto de concepción mágica y se dedica a "picotear" miserablemente las ideas de magos prácticamente noveles, no puede después esperar que un mago en su espectáculo no utilice compinches o, tan siquiera, cartas marcadas, ya que en magia y delante del público neófito, todo vale.

Durante mi larga experiencia en el mundo de la magia, he visto grandes errores a grandes maestros, aptitudes impropias en mis años de juventud, incluso por mi mismo ante situaciones que no lo merecían, pero quien realiza aptitudes malvadas con el único propósito de lucrarse y llenarse los bolsillos, eso si que no me parece ético. Tampoco me parece arte y no es que le haga un flaco favor a la magia, sino que no ayuda a que te formes ni te eduques de una manera integra.

El que más y el que menos, nos podemos sentir reflejados en esta opinión, pero puedo decir sin temor a equivocarme, que si yo no he dado crédito alguna vez a algunos de los juegos o técnicas que utilizo, ha sido por ignorancia y sin mala intención. De la misma manera que yo me considero en este aspecto una persona íntegra, he conocido a muchos magos que también lo son, pero acostumbran a ser los más reservados del planeta. Y hacen bien, porque cuando se hace un Memorial Ascanio o en un congreso de magia y vienen magos extranjeros a nuestro país, esto parece más un coto de caza, en cuanto al mundo de la cartomagia se refiere, que una reunión de magos propiamente dicha.

Y es que no quisiera yo perderme la oportunidad, valga la redundancia, de en mi vida, perderme la oportunidad de expresar lo que veo, siento y considero ético y no ético en nuestra comunidad mágica.

Oportunamente vuestro, dada la oportunidad y sin querer ser inoportuno, os saluda hasta el próximo mes.

Francesc-Amílcar Riega i Bello

domingo, 21 de abril de 2019

EL CONTRATO SOCIAL - JEAN-JACQUES ROUSSEAU


En épocas en las que se acercan elecciones de todo tipo y en un período relativo corto de tiempo, todos tendríamos que plantearnos nuestro contrato social.

¿Qué es el Contrato Social?

Podríamos decir, para empezar,  que es una obra mucho más amplia, que Rousseau proyectó durante su estancia en Venecia en los años 1743 y 1744, como secretario del Embajador de Francia.

Su toma de contacto con los entresijos con la política y su decepción ante las instituciones venecianas, que gozaban de gran crédito en Europa, le impulsaron a emprender la tarea de exponer ante el mundo los principios de un buen gobierno.

El ambicioso plan consistía en la elaboración de un vasto tratado sobre las instituciones políticas que fundase el Derecho Político, ciencia que según Rousseau, debería haber creado Montesquieu pero que este desdeñó para centrarse en el estudio del derecho positivo de los gobiernos establecidos. Aunque, como señala Dérathé, Jean-Jacques peca de injusto con su contemporáneo, pues El Espíritu de las Leyes no se reduce de escribir y comparar las distintas legislaciones, la observación de Rousseau marca bien las distintas orientaciones de ambos autores.

El subtítulo de la obra de Rousseau "Principios de Derecho Político", reflejan mejor que el título las intenciones del autor.

Dicho proyecto, en el que el ginebrino trabajó, aunque no de manera continuada, durante cerca de 15 años, fue finalmente abandonado. Rousseau no es muy explícito en las Confesiones a la hora de referirse a las causas de dicho abandono; cuenta únicamente que era una obra que requería aún, en 1758, varios años de trabajo y que no se sentía con ánimos de concluirla.

Se decidió entonces a salvar y poner en limpio parte de lo escrito, sin descuidar por ello la redacción de Emilio, que tenía entre manos en aquel momento. En menos de 2 años, El Contrato Social estuvo listo para su publicación. Como es sabido, la obra apareció casi a la vez que Emilio, siendo en gran medida, eclipsada por dicha novela.

Louis-Sébasstien Mercier escribía en 1791 que el Contrato Social fue el libro menos leído de Jean-Jacques hasta la Revolución Francesa. A partir de entonces, su suerte cambió radicalmente y todos los ciudadanos lo leyeron y aprendieron de memoria. Roussseau se convirtió, como ha subrayado Roger Barny, en uno de los mitos de la revolución.

Pero en vida del ginebrino, si hemos de aceptar las investigaciones llevadas a cabo por Daniel Mornet sobre los orígenes intelectuales de la Revolución Francesa, solo se encontraba un reducido número de ejemplares del escrito en bibliotecas privadas. Probablemente, ello se debió a que la obra impresa en Holanda, no recibió autorización para ser difundida en Francia. Malesherbes, después de leer el manuscrito, se vio en la obligación de denegar el permiso, por lo que el tratado se propagó clandestinamente.

La acogida que recibieron Emilio y El Contrato Social fue un duro golpe para Rousseau. En junio 1762, el Pequeño Consejo de Ginebra, condenaba conjuntamente las dos obras a ser quemadas por "temerarias, escandalosas, impias y destructoras de la religión cristiana y todos los gobiernos" y decretaba el arresto del autor si este hacia acto de presencia en la ciudad. En Francia, se persiguió a los libreros que desafiaban la prohibición y difundían El Contrato Social, y la Soborna y el Parlamento de París ordenaron la quema pública de Emilio, que había sido editado en Francia, y la detención de su autor.

Es de sobra conocida la conmoción que todo ello supuso para Rousseau. Huyó de Francia, llegó a Yverdon, en Berna, de donde fue expulsado poco tiempo después, se refugió en Môtiers, donde su casa fue apedreada por los vecinos,intentó establecerse en la Isla de Saint-Pierre, de donde también fue expulsado por el pequeño Consejo de Berna, encontró amparo en Inglaterra, y finalmente volvió a Francia.

1762 marca pues un giro en la trayectoria de Rousseau. Si en la época en la que precede esta fecha, el ginebrino se siente llamado a cambiar el mundo, o, al menos, a detener la marcha imparable de la corrupción de la sociedad, si asume la tarea de reformador social, cual nuevo licurgo o solón, la condena de sus dos obras va a dar al traste con sus proyectos.

"Abandonado por los hombres, sus hermanos", -escribe en los Diálogos-, injuriado y perseguido, va a comenzar el largo peregrinaje que le aleja, a la vez, de sus sueños colectivos y de sus ansias reformadoras. En esa segunda etapa de su vida, va a sentir la necesidad de justificarse y de demostrar ante el mundo su inocencia y la terrible injusticia de que ha sido objeto. Así surge la obra biográfica, -las Confesiones, los Diálogos, Las ensoñaciones del paseante solitario-, que es un continuo lamento de autocompasión, a la vez que un grito desgarrado que reclama atención y amor a sus semejantes. Roussseau asume su papel de víctima.

Aquí nos movemos en el reino de los sentimientos, de la sensibilidad, del Yo, de la subjetividad, en el que Jean-Jacques es un verdadero maestro y un claro antecesor del Romanticismo.

Pero incluso en esta segunda época en la que predomina en nuestro autor la búsqueda de la paz interior, en la que Rousseau, como Emilio, tiene que salvarse solo, la esperanza en la humanidad no está definitivamente perdida. Es como si, de las cenizas de su gran decepción, pudiese aún brotar la confianza en que algunos pueblos pueden salvarse porque todavía quedan "hombres antiguos en los tiempos modernos".

Prueba de ello son esas dos obras políticas posteriores a 1762, el Proyecto de la Constitución para Córcega, y las Consideraciones sobre el Gobierno de Polonia, en las que trata de aplicar los principios expuestos en El Contrato Social a dos pueblos reales, uno de los cuales, el polaco ni siquiera reunía las condiciones requeridas en el tratado.

Las Consideraciones, escrita en sus últimos años de vida, es, en palabras de Bronislaw Baczko, el último sueño cívico de Rousseau. Pero es  más que un sueño. Es el intento supremo por aplicar a la realidad los principios abstractos del Contrato, y por demostrar que incluso un país tan grande como Polonia y tan poco apto para tolerar una buenas constitución, podía adaptarse a su ideal político porque aún conservaba el amor a la patria. Rousseau supera la dificultad mayor -la extensión que hace inviable la democracia directa y parece requerir necesariamente el modelo representativo- mediante el sistema federativo, y hace de los representantes a la Asamblea federal meros comisionados, provistos de mandatos imperativos, y obligados a rendir cuentas de su gestión. Para evitar la corrupción de dichos mandatarios propone asimismo la rotación de los cargos y una estrecha vigilancia sobre su actuación. Con estas medidas pretende convertir la utopía expuesta en El Contrato en realidad.

Pero ¿se puede hablar de utopía con relación al Contrato? En las Cartas escritas desde la montaña, Rousseau niega todo carácter utópico a esta obra, y atribuye su condena por parte del Pequeño Consejo de Ginebra precisamente a su realismo:

"Si sólo hubiera elaborado un sistema, esté usted seguro que no habrían dicho nada. Se hubieran contentado con relegar El Contrato Social, junto con La República de Platón, y los Severambos, al país de las quimeras. Pero describía un objeto existente, y se pretendía que dicho objeto cambiase de apariencia. Mi libro era testigo del atentado que se iba a llevar a efecto. He ahí lo que no me han perdonado".

Encontramos, en efecto, en toda la obra rousseauniana una tremenda preocupación por la realidad y por asentar sus principios tomando a los hombres tal como son, según afirma en El Contrato. Prueba de ello es, por ejemplo, la minuciosidad con que se documenta sobre la historia de Polonia para escribir sus Consideraciones. Ni siquiera en El Contrato -obra que resulta obligadamente abstracta por establecer los fundamentos de un buen gobierno- pierde de vista el ginebrino la realidad, como lo demuestra el hecho de que, a la pregunta de cuál es el mejor gobierno, Rousseau responda, siguiendo a Montesquieu, que depende de factores tales como la extensión, la población, el clima, las costumbres, etc.

Precisamente uno de los errores que más reprocha al Abate de Saint-Pierre es haber construido un sistema para los habitantes de Utopía y no para hombres de carne y hueso. Nada más lejos de la intención de Jean-Jacques que, sin embargo, muy a su pesar, acaba por caer también en la utopía.

Pero la utopía rousseauniana, como ha puesto de manifiesto Jean Fabre, es una utopía realista, que se encarna en la historia, que ha existido realmente, que se puede situar en un tiempo y un espacio concretos, a diferencia de la ciudad utópica, que no tiene presente ni pasado, que queda fuera de la historia, o del mito ilustrado, que se enclava en un futuro hipotético.

Se ha dicho que el ideal propuesto en El Contrato Social es Ginebra. Pero se trata de la Ginebra de sus sueños, una Ginebra idealizada y revestida con todos los rasgos de la Antigüedad. Ginebra es, para Rousseau, la Roma de los tiempos modernos. Es el único Estado que aún conserva las virtudes antiguas. Es la ciudad idílica que aúna el amor a la patria, la virtud, y la pasión por la libertad. Para su descripción del ideal de la Ciudad-Estado, Jean-Jacques se inspira en los antiguos cantones rurales suizos, que practicaban la democracia directa y resolvía sus asuntos mediante reuniones asamblearias de todo el pueblo.

Pero la democracia suiza es, a mediados del XVIII, un mito, y Ginebra, una sombra del Estado igualitario y democrático del pasado, cuyas instituciones comunitarias han dejado paso a la oligarquía del Pequeño Consejo.

Autores como Robert Dérathé han señalado, por otra parte, que Rousseau no tenía un conocimiento precioso de la Constitución de Ginebra cuando escribió El Contrato. Aunque estaba fuertemente interesado por sus instituciones políticas, no emprendió seriamente su estudio hasta 1762, en que la condena de sus obras por el Pequeño  Consejo le obligó a tomar su propia defensa en las Cartas escritas desde la montaña. El propio Rousseau, en carta de De Luc, confirma este hecho.

Es cierto, sin embargo, que unos años antes -en 1754- había vuelto a su ciudad natal, pero ese regreso, en olor de multitudes, no le había permitido descubrir el proceso de corrupción en que se encontraban inmersas las instituciones ginebrinas.

Tanto la apologética y desproporcionada Dedicatoria del Discurso sobre las Ciencias y las Artes, escrita antes de dicho viaje, como El Contrato Social, describen así una Ciudad-Estado basada en una Ginebra transfigurada, a los ojos de Rousseau, en la reencarnación de las venerables instituciones de la Antigüedad.

El modelo político propuesto en El Contrato aúna así las antiguas instituciones políticas ginebrinas, idealizadas en la mente de Jean-Jacques por la lejanía y el recuerdo, con la Ciudad-Estado grecorromana, cuyas virtudes y costumbres modélicas le enseñó a reverenciar su padre.

El pueblo reunido en asamblea, legislando, como lo hacían los antiguos griegos y romanos. He ahí el sistema que Rousseau propone como ideal a la Europa ilustrada. A esa Europa de los grandes Estados nacionales y centralizados, Jean-Jacques tiene la osadía de presentarle como alternativa el modelo de la polis. Frente a la tendencia creciente a la centralización, Rousseau aconseja, por el contrario, a los grandes Estados como Polonia adoptar el modelo federal, y, frente a la burocratización de las grandes monarquías, defiende un antiestatismo que reduzca al mínimo todo tipo de funciones y de cargos. Y frente a los grandes ejércitos permanentes, propugna las milicias populares.

Sin duda Jean-Jacques es consciente de ir a contracorriente y de las limitaciones de su modelo político, que sólo podrá ser seguido por unos pocos pueblos en los que aún perviven esos valores "antiguos" que todavía no han sido sustituidos por intereses mercantiles. Pueblos agrícolas aún no corrompidos por el comercio, la industria y el lujo, que no han destruido todavía los lazos de solidaridad, y desarrollado el desmesurado afán de enriquecerse. Pueblos, en definitiva, en los que aún prevalecen valores precapitalistas.

A ellos va dirigido El Contrato Social. La utopía rousseauniana consiste así en un intento de detener la marcha de la historia  y preservar a esos pueblos poco desarrollados de un progreso que el ginebrino juzga destructor.

No es que Rousseau quisiera volver al tiempo en que los hombres andaban a cuatro patas, como malintencionadamente sugería Voltaire, ni que, por puro esnobismo y espíritu de contradicción, se manifestase en contra del progreso en general, uno de los sacrosantos pilares de la civilización de las Luces, sino que rechazaba ese específico progreso histórico que había tenido lugar, y que había conducido a la pérdida de la igualdad y de la libertad originarias.

Frente a esa sociedad de las Luces, brillante y opulenta, que oculta, en palabras de Rousseau, bajo el esplendor de sus guirnaldas de flores -ese decir, de sus ciencias y sus artes, de su civilización, en suma- gruesas cadenas de hierro -léase dependencia, falta de libertad, opresión, etc.-, el ginebrino es partidario de un modelo de sociedad austero y autosuficiente, donde los valores éticos predominen sobre los mercantiles,  y donde el bien común sea el valor por excelencia. Sociedad igualitaria donde los pobres no se vean obligados a venderse a los ricos, y donde todos los ciudadanos tengan asegurados los medios de subsistencia, es decir, un trozo de tierra que les permita subsistir sin depender de nadie.

La utopía rousseauniana radica en su pretensión de aferrarse a un modelo de sociedad que la ascensión imparable del capitalismo hace ya inviable.

Detrás de la denuncia de la propiedad privada del Discurso sobre el origen de la desigualdad subyace la condena de la sociedad capitalista. Aunque Rousseau no es capaz de percibir en profundidad los cambios que se están produciendo en la sociedad de su época, sí tiene la sensibilidad suficiente para detectarlos.

"El primero que, habiendo cercado un terreno, se le ocurrió decir. esto es mío, y encontró gentes lo bastante simples para creerlo, ése fue el verdadero fundador de la sociedad civil. ¡Cuántos crímenes, guerras, asesinatos, cuántas miserias y horrores no habría evitado el género humano aquel que, arrancando las estacas o allanando el cerco, hubiese gritado a sus semejantes: "Guardaos de escuchar a este impostor, estáis perdidos si olvidáis que los frutos son de todos y la tierra no es de nadie"!".

Estacas, vallas, cercamientos. Secuelas del auge del capitalismo, que conlleva expropiaciones de tierras y proletarización para el pequeño campesino. El proceso de cercamientos que, impulsado por los fisiócratas, se desarrolla en Francia a mediados del XVIII tiene como objetivo racionalizar las explotaciones agrícolas, concentrando las parcelas para maximizar los rendimientos, y expulsando de ellas a los pequeños propietarios o usufructuarios.

La gran conmoción económica va unida al auge del individualismo y de los intereses crematísticos que ahogan los valores éticos propios de los pueblos precapitalistas. Muchas de las páginas de su Discurso sobre las Ciencias y las Artes, ese discurso premiado por la Academia de Dijon que le lanzó a la fama, están cargadas de un negro pesimismo, ante el derrumbe de ese mundo solidario, de héroes, de virtud, de amor a la patria, que simbolizan para Rousseau Ginebra y Roma.

"Los antiguos políticos hablaban incesantemente de costumbres y de virtud; los nuestros sólo hablan de comercio y de dinero".

La gran línea de demarcación que separa, en el Siglo de las Luces, a Rousseau de los Enciclopedistas vine marcada por su defensa de dos mundos antagónicos. Desde Locke, los teóricos liberales se agrupan bajo la bandera de la libertad, bajo la que subyace una defensa a ultranza de la propiedad. es Locke, y no Rousseau, quien logra la cuadratura del círculo al conseguir armonizar los postulados del derecho natural -que básicamente se resumen en que todo hombre tiene derecho a lo necesario para su subsistencia, lo que justifica el disfrute de una pequeña propiedad- con la existencia de un grupo social desprovisto de cualquier medio de vida.

Lo que Locke legitima en su famoso Ensayo sobre el Gobierno Civil es la propiedad privada ilimitada, propia de la sociedad capitalista, y la división de ésta en dos clases antagónicas, todo ello en el marco del derecho natural. Fundamentación que es básica para la existencia del nuevo orden capitalista.

La gran tarea de Rousseau va a consistir en enfrentarse a esa legitimación, y tratar de desmontarla. Ese es el significado que tiene su infatigable reivindicación de la igualdad que, como un leit motiv permanente, aparece a lo largo de toda su obra.

No hay que ver, sin embargo, en su defensa de la igualdad la búsqueda de un igualitarismo absoluto, porque Jean-Jacques no aspira al comunismo de los bienes, sino que admite un cierto grado de desigualdad. En efecto, a lo más que llegan los igualitarios de mediados del XVIII -salvo alguna excepción- es a reclamar una sociedad que provea a la subsistencia de todos los hombres. La idea de la socialización de los medios de producción aún no está madura en la sociedad dieciochesca. En sus Fragmentos políticos, el ginebrino rechaza explícitamente tanto la relación salarial, propia de la sociedad capitalista, como  una sociedad comunista donde reinase la abundancia y todos los deseos pudiesen ser satisfechos sin trabajo, lo que le parece completamente utópico.

No se trata, por tanto, de perseguir una igualdad inalcanzable, sino de establecer una baremo mínimo, realista: que ningún ciudadano sea tan rico como para comprar a otro, ni ninguno tan pobre como para verse obligado a venderse, como afirma en El Contrato.

La relación salarial marca el nivel en que dicho baremo ha sido sobrepasado y la desigualdad ha alcanzado tanta fuerza que la comunidad se disgrega en una multitud de átomos independientes y egoístas que sólo persiguen su propio interés. El bien común se convierte entonces en una palabra sin sentido.

El igualitarismo del ginebrino trata así de trascender el corto alcance de la teoría liberal. Rousseau rechaza, en efecto, esa ordenación de la sociedad encaminada a la defensa de los derechos naturales individuales que, en esa mitad de siglo, equivale a decir los derechos de los propietarios.  "¿No son para los poderosos y los ricos todas las ventajas de la sociedad?", se pregunta en el Discurso sobre la Economía política.

No cabe, sin embargo, olvidar que, a la vez, en la obra rosseauniana se encuentran importantes alegatos a favor de la propiedad privada. En el citado Discurso sobre la Economía política, que preparó para la Enciclopedia, y que Diderot rehusó publicar por el arcaísmo de sus tesis económicas, califica a la propiedad privada de derecho sagrado que sirve de fundamento a la sociedad política.

La propiedad es asimismo considerada como el fundamento del Estado en El Contrato Social, en el Discurso sobre el origen de la desigualdad, y en Emilio, donde la primera idea que el preceptor inculca a su alumno es el respeto a dicha propiedad.

Esta aparente contradicción ha dado pie para enarbolar numerosas interpretaciones opuestas del pensamiento político rousseauniano, que ha sido por ello considerado carente de unidad y de coherencia.

Autores como Vaughan o Cobban (éste en una primera  época) sostuvieron la tesis de que Rousseau pasó del liberalismo de la teoría lockiana a una forma extrema de colectivismo, mientas que otros, como Laski, Edme Champion o Dérathé, le sitúan dentro de los defensores de la propiedad privada.

La controversia puede resultar interminable salvo que intentemos averiguar el significado del término propiedad en cada uno de dichos textos. Entonces la contradicción desaparece.

Rousseau condena en el Segundo Discurso (sobre el origen de la propiedad) la propiedad privada ilimitada, capitalista, la de los medios de producción, que reduce a una parte de la población a la condición de meros asalariados, desprovistos de una parte de la libertad y de la igualdad originarias. Y defiende en sus restantes obras la pequeña propiedad, que garantiza a todo hombre su subsistencia. De ahí que el derecho natural a la subsistencia, que conlleva la posesión de algún medio de vida, sea para Rousseau, como lo será para Robespierre y los sans-culottes después de la Revolución Francesa, un derecho sagrado.

Jean-Jacques encabeza ciertamente en el XVIII la lista de los enemigos de la propiedad privada capitalista, legitimada por Locke. Su alegato en contra de dicha forma de propiedad, y su defensa de la igualdad serán seguidos por los moralistas del XVIII, como Mably, Morelly, etc., y recogidos por Robespierre, quien es un fiel símbolo de las contradicciones que encerraba dicho ideal. No es que el pensamiento robespierrista fuese ambiguo, sino que el modelo que perseguía -esa rousseauniana e igualitaria sociedad de pequeños propietarios agrícolas- chocaba con la realidad.

Robespierre, heredero de Rousseau, prosiguió durante la Revolución Francesa la batalla de la igualdad contra la propiedad. En sus intervenciones ante la Convención, en 1792, en su proyecto de Declaración de derechos del hombre, de 1793, y en si intento de modificar la Constitución del mismo año, trató de establecer límites a la propiedad privada, que atentaba contra el derecho a la existencia de los hombres.

El ideal robespierrista era alcanzar el Reino de la Igualdad, limitando progresivamente el ejercicio del derecho de propiedad, y redistribuyendo al mismo tiempo los medios de producción. Aunque tal proyecto igualitario, de raíces obviamente rousseaunianas, fracasó en el marco de la crisis económica y de las tensiones sociales de 1794, volverá a ser retomado años más tarde por los babuvistas, quienes en la conjura del Iguales, tratarán de hacerlo realidad.

El ideal igualitario conduce así desde Rousseau al presocialismo babuvista, pasando por Robespierre. Después, en el XIX, recibirá un vuelco considerable con la revolución industrial, y una nueva formulación con el  marxismo.

Que Rousseau, y en especial El Contrato Social, conducen a Marx ha sido sostenido con notable éxito, en particular por autores italianos como Della Volpe o Colletti. Pero si, en cierta manera, puede decirse que el ideal igualitario está presente en ambos, y que tanto el ginebrino como Marx coinciden en su crítica a la sociedad capitalista -aunque en Rousseau sólo aparezca esbozada, no cabe ninguna duda de su oposición al sistema capitalista y a la teoría política liberal-, no hay coincidencia en sus respectivos modelos de sociedad. Más allá de la negación del capitalismo presente en ambos, y de su común antiestatismo y deseo de que la sociedad reasuma el poder desgajado y situado en una esfera separada e independiente del cuerpo social, no hay semejanzas posibles. Marx teoriza sobre la base de las nuevas condiciones económico-sociales surgidas en el XIX, entre las que destacan la revolución industrial y la aparición de la clase obrera, y prevé su superación y la desaparición de la sociedad de clases, gracias al desarrollo del sistema productivo. Mira al futuro. Rousseau rechaza la sociedad de su época en base a un ideal de pequeños propietarios agrarios, igualitario y precapitalista. Mira al pasado, a la Ciudad-Estado grecorromana. No hay más semejanzas entre ambos que las que se quieran hallar entre la sociedad comunista del futuro y la polis del pasado.

Pero, independientemente del significado que El Contrato Social tuviera para Rousseau, la obra adquirió vida por sí misma, separándose de las intenciones de su autor y trascendiéndole, y ha desempeñado un papel crucial en el pensamiento político occidental de los últimos doscientos años. De Biblia de los revolucionarios de 1789 a libro de cabecera de Fidel Castro, El Contrato ha sido considerado la plasmación por excelencia de la teoría democrática. Cassirer, Dérathé, Baczko, y muchos otros autores han insistido sobre el alcance revolucionario del  pensamiento político del Ciudadano de Ginebra, y, en especial sobre su formulación de la soberanía del pueblo.

No es que tal concepto tenga su origen en Rousseau, como ha demostrado Robert Dérathé en un magnífico estudio que hoy es un clásico. Se encuentra ya recogido por los iusnaturalistas Grocio, Pufendorg y Locke. En el Ensayo sobre el Gobierno Civil, Locke atribuye la soberanía al pueblo, quien cede -o para respetar la palabra inglesa trust, confía- el poder del supremo -el legislativo- a unos representantes con el encargo de hacer leyes que salvaguarden los derechos naturales del individuo. Locke prevé incluso la posibilidad de que ese poder -al que los restantes se encuentran subordinados- retorne a la comunidad en caso de incumplimiento de la misión para la que fue designado:

"Si los detentadores de ese poder se apartan de ella abiertamente o no se muestran solícitos en conseguirla, será forzoso que se ponga término a esa misión que se les confió. En ese caso, el poder volverá por fuerza a quienes lo entregaron".

De igual modo, Grocio y Pufendorf hacen residir en el pueblo la soberanía, que éste entrega, mediante pacto, a unos jefes.

La diferencia radical entre Rousseau y los teóricos del derecho natural estriba en que para el primero la soberanía debe residir siempre en el pueblo, sin que le sea posible a éste delegarla en unos representantes. El pueblo debe obligatoriamente hacer las leyes por sí mismo, siendo el gobierno un simple comisionado encargado de la ejecución de los mandatos del soberano, obligado a rendir cuentas, y pudiendo ser destituido por éste en cualquier momento.

Mientras que la doctrina liberal se basa en la división de poderes y en el principio de la delegación, que nuestro sistema político democrático ha heredado del siglo XVII, Rousseau, con su rechazo del sistema representativo, se distancia de ella ostensiblemente.

La democracia directa es lo que hace impracticable su sistema, como pudieron comprobar Robespierre y los jacobinos al intentar infructuosamente llevarlo a la práctica. Es cierto que la Constitucion francesa de junio de 1793 estaba imbuida del espíritu de El Contrato Social, pero los Montagnards se encontraron con dificultades insalvables para permanecer fieles a sus concepciones democráticas, y terminaron apelando a la dictadura jacobina del Comité de Salud Pública, e instaurando, en pro de la soberanía popular, el poder de una fracción sobre el pueblo hasta decapitar las secciones. Así se inició, como subraya Roger Barny, el despotismo de la libertad, que sacrificaba los intereses individuales en beneficio de la colectividad.

La traición al ideal rousseauniano por parte de Roberspierre -traición a que le condujo su propia fidelidad al rousseauismo-, con la concentración de poderes en manos de los mandatarios del pueblos como único medio de garantizar el predominio de la voluntad general, es una manifestación del fracaso del propio modelo rousseauniano.

Y es que hay algo tremendamente utópico en intentar ensamblar, como pretende el ginebrino, ese par de términos opuestos de libertad y coacción. "Se les obligará a ser libres", afirma en El Contrato.

La terrible contradicción en la que se debate Rousseau -que será la misma a la que tendrá que hacer frente Robespierre- consiste en que para conseguir transformar a hombres insolidarios, egoístas e independientes, en un cuerpo colectivo que persiga el bien común, hay que recurrir necesariamente a la violencia, que se legitimará en nombre de la voluntad general.

En el concepto rosseauniano de voluntad general, definido no como una suma de voluntades particulares, sino como la voluntad del cuerpo social, que se sitúa por encima y, en ocasiones, al margen de la voluntad y de los intereses particulares de sus miembros, autores como Talmon han querido ver tintes totalitarios -término éste muy comprometido y que puede ser tachado de anacrónico-.

Sin llegar a tales extremos, es indudable que hay una fuerte dosis de coacción en esa voluntad que se sitúa como un deber ser por encima del individuo, que es todopoderosa y tiene derecho, en nombre del sagrado interés común, a reclamarle incluso la vida. Esa voluntad colectiva que se presenta como una estructura exterior de la conciencia, en palabras de José María Ripalda, es utópica, irreal y falsa en una sociedad dividida en clases sociales antagónicas, y no es posible implantarla en la práctica.

La realización del Reino de la Igualdad y de la Virtud en este contexto condujo al fracaso o, peor aún, al terror jacobino.

Esa unión de libertad y coacción que se encuentra en el concepto rousseauniano de voluntad general no es, según Jean-Jacques, sino la manifestación, a nivel general, de la contradicción íntima del ser humano, mitad dios-mitad demonio, desgarrado entre sus intereses egoístas y privados -voluntad particular- y sus miras altruistas y elevadas -voluntad general-.

Lo que sustenta la legitimación rousseauniana de la coacción es su concepción de la naturaleza humana, impregnada de platonismo e influida asimismo por la dualidad cristiana entre cuerpo y alma.

Esa oposición interna del individuo, que remite a la caída originaria, tiene su correlato, socialmente hablando, en la contradicción Estado de naturaleza-Sociedad civil. En base a su creencia en la bondad originaria del ser humano, es decir, a su concepción antropológica optimista, y a la existencia de un orden natural racional y equitativo -corrompidos ambos por un cúmulo de azares  históricos desgraciados que hicieron surgir la propiedad privada y la desigualdad-, el ginebrino se niega a aceptar el egoísmo y la insolidaridad de los hombres de la sociedad de su tiempo. Ello le induce a querer reconstruir ese Paraiso perdido en la sociedad civil, recurriendo para ello a métodos coactivos.

La amoralidad de las tesis liberales -que separan claramente economía y moral- permite, por el contrario, aceptar los vicios privados -egoísmo, ambición, competencia- como virtudes públicas, por cuanto potencian la vida económica y suponen un estímulo para la prosperidad de la nación.

No hay en la teoría política liberal bien común que se alce por encima del individuo. Desde Locke quedó bien establecido que la misión del Estado consiste en salvaguardar los derechos naturales del individuo, y, en particular, su propiedad, lo que suponía un serio obstáculo ante cualquier pretensión del poder político por limitar los derechos individuales, en nombre del interés general.

En el XVIII, Helvétius y los utilitaristas basaron su ética en el principio de la satisfacción del interés individual. La finalidad del comportamiento humano -afirmaban- es gozar del máximo placer y evitar el dolor. Todas las motivaciones de las acciones de los hombres se derivan de este principio.

Rousseau, por el contrario, es ajeno a ese individualismo que en su época sirve de fundamento a la vida económica y a la moral, y en sus concepciones sigue primando lo colectivo y los valores éticos. No hay justificación posible -ni siquiera económica- ante el derrumbe de las virtudes cívicas, del patriotismo, de la solidaridad, de la virtud.

 El ideal rousseauniano fue tachado en el siglo XIX de anacrónico. Fue Benjamín Constant quien desarrolló en 1815 la argumentación contra Rousseau que será esgrimida por los teóricos liberales hasta nuestros días.

Según Cosntant, el ginebrino pretendió implantar un modelo de sociedad obsoleto que se caracterizaba por el predominio de la libertad "antigua". Libertad que consistía en el sometimiento del individuo a la colectividad, e implicaba la pérdida de la independencia y de la libertad individuales, en aras del interés común. Dicha libertad "antigua" sólo era factible en el marco de una democracia igualitaria, que ahogase las distinciones sociales y toda particularidad individual, en beneficio de la homogeneidad del grupo. Dicho sistema resultaba incompatible, según Constant, con la libertad moderna, puramente negativa, que consiste en garantizar a los individuos la seguridad necesaria para disfrutar de sus existencias privadas en paz. En los tiempos modernos, lo privado prevalece sobre lo público, y las categorías de bien común y voluntad general, resultan sospechosas.

Los escritores liberales, desde Benjamin Constant en el XIX, a autores contemporáneos como Léon Duguit, Emile Faguet, o Talmon, sienten un profundo rechazo hacia la argumentación rousseauniana, que les parece constituir una amenaza contra la libertad individual. De ahí el recelo que despierta Jean-Jacques en quienes le consideran un defensor del despotismo.

Desde esa óptica liberal, el anacronismo de Rousseau consiste en intentar trasladar a nuestros días una extensión de poder social, de soberanía colectiva que pertenece a otros tiempos. La democracia directa es imposible e inútil en la sociedad moderna, a la que sólo le conviene el sistema representativo. Querer imponer hoy ese sistema, dice Constant, significa querer implantar la tiranía. Aunque este autor no duda de las buenas intenciones del ginebrino, su sistema le parece una puerta abierta al despotismo.

Pero, como hemos visto, ésta no es más que una de las lectura que ha sugerido El Contrato.

Retomando la pregunta con que iniciábamos este estudio preliminar, podríamos concluir diciendo que El Contrato es la gran obra política de Rousseau, en la que, a pesar de su reducido tamaño, se encuentran expuestas las grandes líneas de su pensamiento político, los principios de su modelo de sociedad.

Sus restantes obras políticas carecen del carácter de generalidad que tiene El Contrato. Por ejemplo. el Proyecto de Constitución para Córcega y las Consideraciones sobre el Gobierno de Polonia, como ya se ha dicho, son escritos en los que el ginebrino trata de aplicar los principios que figuran en El Contrato a pueblos concretos. En los Escritos sobre el Abbé de Saint-Pierre, uno de sus textos menos conocidos, Jean-Jacques expone y madura, a través de un comentario de las ideas de este autor, las suyas propias. El abate, autor del Proyecto de paz perpetua, es respetado por el ginebrino -a pesar de sus rasgo utópicos-, y ejerce sobre él una influencia no despreciable.

En cuanto a los dos Discursos, el primero, Discurso sobre las Ciencias y las Artes, de carácter ético -aunque para Rousseau la ética y la política están estrechamente ligadas- trata de la corrupción de las costumbres. El segundo, Discurso sobre el origen de la propiedad privada, es un análisis de la evolución de la humanidad, desde el originario estado de naturaleza al corrupto estado social. En ambos discursos predominan los aspectos críticos y negativos frente a los constructivos de El Contrato.

Este es un libro complejo que, para una comprensión adecuada, deber ser enmarcado dentro del conjunto de la obra del ginebrino, y en particular de Emilio, que ofrece una visión amplia de la cosmogonía rousseauniana. La dificultad del texto era evidente para el propio autor, quien escribía al final de su vida que hubiera sido necesario rehacerlo y que quien lo entendiese por completo sería más listo que él.

No demos, sin embargo, malinterpretar estas palabras. Aunque probablemente el ginebrino no se sentía satisfecho del todo con su escrito, no ignoraba su trascendencia, como lo demuestra su carta a Christophe de Beaumont, o como testimonia Hume en carta a Hugh Blair.

En cuanto a las dificultades del texto, provienen en parte de su abstracción, y, en parte, de una redacción a veces farragosa (como, por ejemplo, cuando Rousseau emplea terminología matemática) y alejada de su estilo habitual, fluido y brillante.

Conviene tal vez recordar que, antes de establecer los principios de la teoría democrática, Rousseau comienza por asestar un golpe demoledor contra el absolutismo monárquico y contra algunos de los teóricos políticos que habían legitimado, de una u otra forma, la tiranía.

Así aparecen en sus páginas Grocio, a quien Jean-Jacques critica virulentamente y califica de promotor del despotismo, Hobbes, Locke, a quien reprocha su defensa del sistema representativo, etc. A veces el autor no aparece mencionado explícitamente, como ocurre en el capítulo IV del libro I, donde Rousseau condena la tesis hobbesiana de que el déspota garantiza a sus súbditos la tranquilidad civil.

Aparte del contenido no manifiesto y de los sobrentendidos del texto, uno de los conceptos que más pueden oscurecer el significado de la obra es el de Cité, que Rousseau opone a Estado. La traducción correcta de este término -que por su importancia dentro del pensamiento político rousseauniano justificaría por sí sola una nueva edición del Contrato- es polis -u no ciudad como figura en algunas traducciones- o, mejor aún, Ciudad-Estado, término este último que engloba no sólo a la polis griega, sino también a Roma

Es éste uno de los conceptos claves del sistema político del ginebrino, y sobre él pivota El Contrato Social. Lo que intenta Rousseau al oponer la Ciudad-Estado al Estado -moderno, deberíamos agregar-, y el ciudadano al burgués, es marcar las diferencias existentes entre ambos modelos políticos.

El rasgo diferenciador de la Ciudad-Estado, como hemos visto, es la democracia directa, que se caracteriza por la ausencia de representantes y la no delegación de la soberanía por parte del pueblo. El ideal rousseauniano que implica ausencia de burocracia y de ejército permanente. Es el Estado reducido a su mínima expresión. Modelo que encontramos en El Contrato, bajo la forma de esos ejércitos de campesinos que resuelven los asuntos comunes bajo un roble, y que no parece tener mucho que ver con el Estado moderno, fuertemente centralizado, con su potente aparato estatal y su ejército permanente.

Si, por último, tratásemos de responder a la pregunta: ¿es Rousseau un liberal, un conservador, un revolucionario?, habría que especificar, en primer lugar, que el marco teórico en el que se inscribe su pensamiento es efectivamente liberal, al igual que lo son la problemática y los conceptos que utiliza, pero que las respuestas que da no lo son.

En efecto, aunque la teoría rousseauniana surge en el seno del discurso liberal, representa un giro considerable, por cuanto cuestiona los presupuestos fundamentales de dicha teoría. Sin embargo, las condiciones para ofrecer una alternativa al modelo liberal aún no estaban maduras. El modelo alternativo que presenta el ginebrino se reviste -porque no puede ser de otro modo en esa época- con el ropaje antiguo y el ideal de la Ciudad-Estado. Ello es debido a que la ideología igualitaria no disponía aún de ningún otro punto de referencia. Que por ello Rousseau deba ser considerado un autor tradicional o que, por el contrario, haya que insistir en su voluntad democrática y en sus aspectos progresistas, es aún tema de debate.




Texto del ESTUDIO PRELIMINAR realizado por la Dra. María José Villaverde sobre el libro EL CONTRATO SOCIAL de Jean-Jacques Rousseau.

Un saludo cordial y hasta el  mes que viene.

Francesc-Amílcar Riega i Bello.

jueves, 21 de marzo de 2019

"GROUCHO MARX" EN LAS TRANSICIONES

Hola amig@s.

Verdaderamente, no sé si es un concepto nuevo o no. De todas maneras para mayor entendimiento del lector, definiré una de las características de este miembro de los Hermanos Marx que lo caracterizaba por completo y, además, producía la hilaridad del público.

Es una actitud de la expresión corporal el hecho de caminar con las piernas flexionadas mientras te diriges de un lugar a otro. Si además le añadimos el hecho de que estás fumando un puro que está completamente apagado, tenemos en mente al personaje en sí mismo de GROUCHO MARX.

Hace ya varios años, al ir a ver un espectáculo de CESAR VINUESA, me di cuenta de que cuando acababa un juego y se dirigía hacia el maletín en el momento de la transición hacia el próximo juego, en su intención de no querer crear un espacio muerto, iba semi-corriendo hacia el maletín para dejar sus accesorios y coger otros nuevos con que realizar el siguiente efecto. La primera vez que lo vi me quedé realmente sorprendido, puesto que se trataba de un acto de mentalismo. Un espectáculo que duraba poco más de una hora y en el cual, cada vez que terminaba un juego se producía el mismo fenómeno en su expresión corporal, con la consecuente carcajada por mi parte. CESAR VINUESA, acostumbrado y conocedor de mi risa fácil, no le dio importancia en el momento, pero después de la actuación me preguntó: ¿De qué te reías tanto? A lo cual le respondí: "Es que tú no haces mentalismo, has creado un nuevo estilo de mentalismo denominado GROUCHO-MENTALISMO". Le expliqué detenidamente lo que acostumbraba a hacer en las transiciones y al recordarlo el mismo, se dio cuenta de que era cierto. Por lo cual, en lo sucesivo no colocaba el maletín o velador (en su defecto), más lejos de lo necesario para que no se produjera esa semi-carrera desde el centro de la escena al maletín en cada transición y en cada juego. No es necesario ir acelerado a buscar un accesorio puesto que se puede producir este fenómeno y en función del ángulo en que estés sentado, si alguien ha visto a GROUCHO MARX con anterioridad, darse cuenta inconscientemente de ello y soltar una carcajada.

Recientemente, otro actuante del cual no revelaré el nombre, siendo una persona que busca la emoción mágica y la excelencia tanto en lo que hace, el trato con el público y comunicando con este último, al no trabajar en su espacio habitual, sino en otro un poco más grande y con mayor capacidad de público, también se producía este fenómeno en la manera de andar hacia el maletín. No consciente de ello, algunas personas del público -entre los que me cuento- soltamos una gran carcajada cuando él realmente no pretendía provocar la hilaridad del público. Desconcertado completamente, se produjo otro fenómeno que podríamos definir como pérdida de ritmo y total desconcierto por parte del mago que nos brindaba una sesión maravillosa a unas 70 personas. Ante el asombro por su parte, parte del público también sonreía sin que dicho mago en cuestión tuviera conocimiento de causa y, en cierta manera, produciendo incomodidad al actuante. El solamente pretendía hacer magia, crear la atmósfera mágica consabida para llegar a la emoción mágica al final de cada efecto.

Uno de los claros ejemplos de magos que hacen uso de ese ardid intencionadamente, no son ni mucho menos los magos de escena. Salvo una excepción, el gran maestro JUAN TAMARIZ que sí lo hace conscientemente y puesto que se trata de un personaje dicharachero y disparatado, está en perfecta armonía con lo que hace, eso sí, produciendo una media sonrisa en la cara de los espectadores que saben de los andares de GROUCHO MARX.

La conclusión final de este fenómeno o fenómenos conjuntamente, es que si te dedicas a la magia y pretendes generar la emoción mágica por exceléncia, el contraste de una expresión corporal de este tipo es brutal y debe intentar evitarse por todos los medios, puesto que siempre hay alguien que puede identificarlo con el personaje cómico llamado GROUCHO MARX. Si además, utilizas zapatos con suela de goma, el fenómeno se acentúa, puesto que al llegar al velador o maletín hay una ligera frenada de tus pies, así mismo, como en todos los pasos que se dan para llegar a este que provocan ese ligero movimiento de curvatura a la altura de las rodillas. Siempre te encontrarás alguien de mediana edad que sabe y reconoce las características de GROUCHO MARX.

Hasta el mes que viene, amig@s.

Francesc-Amílcar Riega i Bello.

jueves, 21 de febrero de 2019

LA CAJA MÁGICA



CICLO DE CONFERENCIAS DE MAGOS ARGENTINOS


Este trabajo que recientemente he leído y publicado en el 2016 por Editorial Páginas, es una recopilación de los mejores efectos de varios autores latinoamericanos. Hay efectos de cartomagia, de magia de cerca, de magia de escena y de magia infantil. Posteriormente, vienen las entrevistas a los magos más significativos de este gran país que tanto ha dado a la magia y, para finalizar los artículos tanto de los clásicos en este país como de las nuevas generaciones que afloran con fuerza.

En el primer apartado, Adrián Guerra nos explica sus versiones de Cartas Al Bolsillo, a cual mejor. Salvador Sufrate, nos hace una aportación a la técnica de El Salto muy versátil y fácil de hacer para magia de cerca. Gustavo Guaragna, nos revela la posibilidad de una rutina de juego, que bien merece la pena ser estudiada. A continuación, Marcelo Insúa nos hace una aportación, como todo lo que hace él, basado en la elegancia de la sencillez. Acto seguido, el Gran Bonzini también hace su aportación a nuestro posible repertorio. No por ello menos importante, Daba nos revela una adivinación de carta en condiciones imposibles y con un final inesperado. Daniel Raley, nos habla de un efecto de cartomagia que consiste en clavar la carta elegida en el techo o contra una pared de una manera muy original. Roberto Mansilla, nos ofrece su propia versión conocida por mucha gente del clásico efecto de Paul Curry, Fuera De Este Mundo, pero en su versión de salón. Siguiendo en el apartado de cartomagia, Pablo Zanatta nos lleva al mundo de la adivinación de una carta pensada con un ingenio increíble y, relativamente, con poca técnica.

En el siguiente capítulo de efectos de magia de cerca, Daniel Celma nos revela su versión de La Moneda Que Atraviesa El Vaso. Podría decir tantas y tantas cosas de Daniel (e.p.d.) que no cabrían en este artículo. Cuando le conocí, allá por el año 87, ya denoté en él esa timidez propia de los que tienen miedo a ser genios en el mundo de la magia y, por otro lado, son generosos con todos aquellos que quieren aprender. En esta apartado también nos revela su versión de Monedas A Través De La Mesa. Después de todo esto, Tony Montana realiza un efecto de mentalismo con un impacto brutal y una técnica casi  mínima. Otra vez nos encontramos con el fenómeno de la elegancia de la sencillez. Ulises Palomeque, con el nombre de El Poder Del Sonido, nos brinda su estudio personal sobre El Cilindro y Las Monedas de John Ramsay.

En los efectos de magia de escena, el gran mago argentino Fantasio, nos explica con minucioso detalle uno de los juegos con los que compitió en la FISM bajo el pseudónimo de FUN-TASIO. Juan Pablo Ibañez, aporta una aparición de corbata de fácil construcción y siempre muy efectiva. A la par, nos brinda su Penetración De Cuerda y Carta, que es una de las más originales que yo he visto hasta el momento. Ray Francas, combina el cambio de color de un bastón con la aparición de una paloma de una manera muy ingeniosa. Acto seguido, Gustavo Raley nos ofrece su propia versión de la aparición de la lata de Coca-Cola conjuntamente con el juego que él llama Mi Bebida Favorita. Fico Concetti, nos ofrece el efecto Arco Iris, en que un globo a modo de predicción se revela de una manera insospechada. Kartis, uno de los maestros a tener en cuenta en este país, nos presenta un efecto de Cromoclarividencia, como él le llama. Un efecto inspirado en el efecto Mental Image del Dr. Stanley Jacks. A continuación, le sigue Quique Marduk en la cual nos ofrece su basta experiencia en el mundo del Pick Pocket y la manera de manejar a los espectadores en escena. Rey Ben, nos muestra el efecto de La Silla Que Encoge O Desaparece. Así mismo como su versión de El Llavero De La Habitación al que titula Camisa De Preso. Para finalizar este capítulo, Oscar y Fernando Keller, nos hablan de sus andanzas y experiencias para conseguir llevar a buen fin su versión de El Dado de Da Kolta.

Ahora nos adentramos en los efectos de magia infantil, en el que le toca el turno a Carlos Adriano o El Payaso Colorete y, seguido de Héctor Carrión con el juego de La Manzana Mágica. Diego Minevitz, en su juego Una Apuesta Divertida,  nos relata un efecto basado en la comedia pero de un impacto mágico y visual como pocos.

A continuación, viene la sección de entrevistas, que no tiene desperdicio en ninguno de sus personajes. Estos son: René Lavand, Fantasio, Oscar Keller, Zergio, las palabras de un maestro amateur como Kartis, para continuar con Merpin, Mirko Callaci, Henry Evans, Alex Nebur y el grupo El Centésimo Mono. Como colofón final, está la mágica familia de Los Daba.

En la sección siguiente que es la de artículos, tenemos a Carlos Greco y sus sombras chinescas, intentándonos iniciar en este arte milenario que a tan pocos magos les vemos hacer bien. Le sigue Daniel Garber, en el que nos habla de la psicología para emplear cuando haces magia para niños. También tenemos a Carlos Barragan, que nos habla de efectos que levitan y como se preparan dichos efectos y se viven en primera persona. Otra vez, Henry Evans nos aporta sus apuntes sobre los remates mágicos y Hernan Maccagno, nos habla de la relación que hay entre la magia y la música, y a como saber escuchar, oír y descubrir. El Gran Bronzini, nos plantea una situación la cual todos nos hemos imaginado y es la de Isla Desierta e Ilusión Encontrada. Radagast, nos brinda una palabra mágica tal como Haparapapapepo. Norberto Jansenson, nos habla de su propia filosofía y concepción de la magia más allá de la presentación, construcción o técnica. De hecho, nos brinda la oportunidad de conocer una nueva dimensión, si se quiere un poco más elevada, de los que es el arte de la magia. Pablo Zanatta, nos hace un breve resumen de las influencias recibidas por la cartomagia en Argentina, sus maestros, los nuevos valores, los campeones y los imprescindibles. Rodó, nos hace una breve alegoría sobre el cine y la magia, digna de consideración y de como y cuando la magia y el cine llegaron a Argentina en la compañía de Frégoli. El gran estudioso y lector Martín Pacheco, nos habla de la bibliografia mágica existente en español en Latinoamérica. Desde la aparición de la imprenta hasta finales del Siglo XIX. Así mismo, como de las primeras publicaciones de magia en la América Hispana.

Ya para finalizar este comentario de texto de este gran libro, La Caja Mágica, nos ofrece una serie de fotografías de portadas de libros de magia desde el Siglo XIX a la actualidad.

Un libro altamente recomendable y que puedes adquirir en la Editorial Páginas sobre el encuentro de ilusionistas platenses.

Aprovecho para saludaros atentamente y nos vemos el mes que viene.

Magi-cordialmente.

Francesc-Amílcar Riega i Bello