martes, 21 de julio de 2020

ESTRÉS EN EL CONFINAMIENTO

De todos es sabido, que el estrés es la peor sensación mental que puede sufrir una persona en vida. Este tipo de situación psicológica o mental puede originar problemas cardio-vasculares y anímicos que después con el tiempo pueden ser difíciles de reparar. En las circunstáncias que estamos viviendo, en las cuales los gobiernos piensan que las palomas en la jaula también pueden ser felices, tenemos que aprender a canalizar este sentimiento adecuadamente. Las personas que viven en familia, evidentemente, lo tienen más fácil puesto que los hijos y la pareja ayudan a socializar en el día a día constantemente. Las personas mayores que viven solas, tienen un gran handicap, puesto que suelen pensar mucho y solo pueden salir a la calle y socializar mínimamente, saludando a algunos vecinos. Si se vive en una zona rural, la socialización se complica y puede que, en ocasiones, estas personas mencionadas no lo soporten y acaben estallando emocionalmente de una u otra manera.

Sobre todo la gente mayor, que vive sola pero tiene familia y, por supuesto, solo puede hablar con ella telefónicamente, para ellos cualquier incidencia que se produzca en el ámbito local o en su vecindario, puede desencadenar una seria crisis emocional y, a la vez, puede provocar que rompa las normas de convivencia establecidas por las autoridades sanitárias, saltándose a su vez el estado de alarma y viajando a otra población para ver a sus seres queridos. Se corre el riesgo de ser multado por las autoridades y, a su vez, también existe el riesgo más acentuado que es el de contraer este maldito virus en los transportes públicos.

Debemos en lo sucesivo, aprender a relacionarnos con los medios de comunicación que tenemos a nuestro alcance y con la propia tecnología del momento, aunque estemos sanos mentalmente o seamos portadores del virus pero asintomáticos. El uso de la mascarilla se hará imprescindible en los próximos meses y la razón es que las partículas de materia, como el dióxido de carbono u otras fuentes de contaminación ambiental, favorecen que el virus se adhiera a estas, con lo cual, el virus (valga la redundancia) podría propagarse por el aire. Esta es una de las ventajas de las zonas rurales y una de las desventajas de las grandes ciudades.

Una terapia que yo he probado y es efectiva es al menos una o dos veces al día cuando me siento solo en casa, es llamar a mis amigos para preguntar como están de salud e iniciar una conversación sobre algún tema en común para disipar cualquier posible generador de estrés en mi mente. Si a esto le añadimos el hecho de ventilar la casa durante más o menos un cuarto de hora, a la vez que se hacen sencillos ejercícios de respiración o gimnasia sueca, nuestra calidad de vida durante las diversas fases de la pandemia, las soportaremos mucho mejor.


Esperando que mi opinión os sea de utilidad y aprovechando la ocasión, os saluda atentamente.

Francesc-Amílcar Riega i Bello