miércoles, 21 de agosto de 2019

LA EMOTIVIDAD DE LAS COSAS SENCILLAS

El otro día decidimos salir de casa, ya no para ver un espectáculo de magia, sino para ver a Gloria, la maga. Y digo esto, porque últimamente, al margen de ir a ver espectáculos por la calidad de los mismos, también vamos a ver espectáculos por la calidad humana de quien los interpreta. 

Muchos de vosotros conoceréis a Gloria Roig, pero pocos conoceréis su faceta humana y el trato que tiene con todos los que le rodean. Sin ser una persona muy técnica, hace que la simplicidad de sus juegos resulte mágica verdaderamente, por lo que ella transmite cuando los interpreta, el cariño, la dulzura y el trato que tiene con el público es exquisito y es por eso que no te fijas en lo que hace, sino en su persona que es la que realmente destila magia.

Empezó la sesión con un juego que le había enseñado Koke (e.p.d.) y que supongo lo mantiene en su estructura por el cariño que le tenía. Es cierto que quien no tiene memoria y no recuerda a sus antecesores, no tiene perspectiva de futuro, y el futuro es una cosa que debe interesarnos mucho porque es el lugar donde vamos a pasar el resto de nuestras vidas. 

Durante la sesión, tuvo algún fallo manifiesto que reconoció públicamente, puesto que era evidente, pero no por ello dejó de arrancar aplausos en el público, que le rindió a modo de muestra de cariño el hecho de perseverar de manera ilusionada a seguir ilusionando a todos los presentes.

Después de varios juegos de diversa índole y que no revelaré porque Gloria es una maga profesional que prefiere cambiar de público a cambiar de juegos, tal y como debe ser, acabó también con un juego de nuestro apreciado amigo Koke (e.p.d.) que me sorprendió gratamente por su sencillez y efectividad. Dicho esto y reflexionando sobre la actuación en su conjunto, es difícil encontrar magos con esa mirada en los ojos, alcanzando el infinito de la ilusión y la felicidad interior cuando actúan. Y es que Gloria, últimamente, trabaja mucho tanto para niños como para adultos. Nos sacó el niño que llevamos dentro, ya que cuando realizaba sus juegos durante toda la sesión, pude ver esbozada una sonrisa en los espectadores que hablaba por sí misma. Esto también es magia señores, ver a una persona que encandila con su presencia, con como hace las cosas y el porqué. Esto también es atmósfera mágica y, por supuesto, vender factor humano, que al final debería ser el objetivo de todo mago en lugar de convertirnos, poco a poco, en ilusionistas sin ilusión.

Si las personas normales y corrientes, y después de pasar la adolescencia, nos vamos poniendo una coraza para ocultar el niño que llevamos dentro y cuando vemos un espectáculo de magia podemos sacar a ese niño, ya es un gran logro. Pero ser ilusionistas y que con el tiempo no perdamos la ilusión por ilusionar a nuestro público con lo que hacemos, puedo aseguraros que es una maravilla en el ámbito de la satisfacción personal. Gloria debe sentirse satisfecha después de todas sus actuaciones, al margen de sus muchos o pocos errores, ya que eso no es lo importante. Lo primordial es que los espectadores se sientan ilusionados, sean magos o no, por el hecho de verla actuar.

Os recomiendo la experiencia desde este punto de vista y veréis como no salís defraudados. Yo desde estas líneas, solo puedo decir: 

"Gracias Gloria, por ser como eres y compartir con nosotros tu carisma, que hace de ti una maga encantadora".


Hasta el próximo mes amig@s,

 Magi-cordialmente.

Francesc-Amílcar Riega i Bello