lunes, 21 de diciembre de 2020

LA RELATIVIDAD DE UN PROBLEMA

¿Qué es un problema?

Según diccionarios de diferentes tipos, un problema es un inconveniente o incógnita que puede tener diferentes tipos de solución. No obstante, la perspectiva que nunca debemos perder es que los problemas siempre tienen solución; otra cosa es que en función de nuestra escala de valores tengan más o menos importancia para la persona que tiene el problema. Si bien, un problema de matemáticas podemos solventarlo haciendo un cálculo o aplicando una fórmula, la mayoría de los problemas en la vida real hay que aprender a relativizarlos. Un problema que pueda ser de gran magnitud para una persona, puede ser muy sencillo para otra, ya que esto depende de la experiencia vivida y asimilada para alcanzar soluciones en situaciones límite. Puede ocurrir al contrario, que un pequeño problema pueda ocasionar una molestia y convertirse en una obsesión y, por lo tanto, un problema a largo plazo de gran magnitud para el individuo que lo vive. La diferencia estriba, sencillamente, en las experiencias vividas y de la escala de valores del individuo.

Si la problemática en cuestión se refiere a necesidades vitales del ser humano, como comer, tener un hogar, tener pareja o, sencilla y materialmente hablando tener dinero, lo cual no quiere decir tener riqueza interior, ya no es un problema, es una necesidad vital y, por tanto, debe tener prioridad a la hora de buscar una solución inmediata. Estos si que son auténticos problemas. Por supuesto, que el tema de la salud en el ser humano debería ser la prioridad absoluta de los problemas mundanos, al no ser que seas consciente de que lo que importa es tu parte espiritual y hayas perdido el miedo a la muerte.

En el día a día de nuestras relaciones personales, la gente comenta problemas que tienen, considerando egoístamente que su problema es el más importante y, así de esta manera, satisfacer su ego para que sus amistades y familia crean que está pasando un mal momento. Cuando realmente existe un problema mental, es cuando la persona permanece en el más absoluto de los mutismos, sin exteriorizar una inquietud interior por la que está pasando. Esto podría dar lugar al comúnmente problema conocido como depresión, lo cual reafirma su importancia y pone en riesgo la salud mental del individuo. Esto que acabo de explicar, no hace falta que se comente a los demás, pues se manifiesta de manera apática en tu carácter o personalidad con respecto al resto de tu existencia. Cabe actuar rápidamente y buscar apoyo en el personal médico adecuado.

El resto de los problemas en la vida diaria conciernen a las relaciones entre seres humanos con diferentes escalas de valores, o diferentes perspectivas, con lo cual deben resolverse con un trabajo interior de reflexión y análisis interior de uno mismo. Ya dijo en una ocasión Julio Verne que el mayor viaje que puede hacerse en la vida es al interior de uno mismo y no al lugar más recóndito del planeta. El que se conoce a sí mismo, sabe como actuar en cada momento, puesto que sabe cual es el límite de intelectualidad o inteligencia, y sabe también cuando es capaz de resolverse y de que manera. Hay gente que crítica a otras personas y acostumbran a ser personas con una escala de valores muy baja. Otra gente comenta los sucesos de la vida diaria y que suceden en nuestra sociedad, acostumbran a ser personas con una escala de valores de un grado medio. Las personas con una escala de valores un tanto elevada, sencillamente, acostumbran a debatir las ideas en general.

Por lo tanto y para finalizar, llegamos al problema existencial por excelencia, la muerte. No es que no tenga solución, es que no somos capaces de recordar que seguramente vamos a ir al lugar de donde hemos venido antes de nacer y que, por lo tanto, se trata de un problema cíclico de renovación de nuestro cuerpo y, por lo tanto, de un problema espiritual. Quien haya leído FEDÓN O LA INMORTALIDAD DEL ALMA de Platón, se dará cuenta de que a Sócrates, dada su visión general y conocimiento de su propio ser, no le daba mucha importancia al hecho de pasar de un plano físico a otro espiritual. Había perdido el miedo a la muerte. Si reflexionamos sobre las palabras anteriormente mencionadas, nos daremos cuenta de que a lo mejor esta es nuestra única misión en la vida, darnos cuenta de que somos inmanentes y que volvemos al principio del cual también hemos sido creados.

Mi pregunta es: ¿Realmente merece la pena considerar los problemas que tenemos en la vida? O por el contrario, ¿es la vida el problema o la solución?

Saludos a tod@s y hasta el año que viene.

Francesc-Amílcar Riega i Bello