martes, 21 de diciembre de 2021

REENCUENTRO CONMIGO MISMO

En un articulo anterior, hablaba de la importancia de socializar durante esta pandemia sin poner en riesgo la integridad física de nosotros mismos. Ahora pasaré a explicaros mi experiencia personal, durante este pasado puente de la Constitución y la Purísima y como he resuelto un conflicto que llevaba dentro hacía años.


Como algunos bien saben, mi madre a la que tenía un fuerte apego emocional, falleció el 10 de noviembre de 1996 en Borredà en la comarca del Berguedà. Pues bien, desde entonces, no había vuelto a saber ni querer saber nada que estuviera relacionado con esta situación, ni lugar en concreto. El pasado 10 de noviembre, se cumplían 25 años de esta pérdida que fue traumática para mi y me hizo pasar por fuertes depresiones durante un par de años, dejando en mi interior, una huella muy profunda.


Decididamente, tomé la iniciativa de volver a visitar Borredà. Me encontré con muchas personas que todavía se acordaban con mucho cariño tanto de mi y mi familia. El pueblo está muy cambiado, y con el apoyo emocional de mi mujer Carmen, decidí dar el paso definitivo y volver a visitar éste pueblo que es un remanso de paz para mí. Psicológicamente hablando, ha sido como una bocanada de aire fresco que me ha llegado del alma y que me ha hecho reflexionar sobre mi salud mental. Factor fundamental durante esta pandemia en general, para todos aquellos que tengan asuntos pendientes con su yo más profundo.


En el paraje recóndito de mi memoria, tenía miedo de volver, pero como ya he dicho antes, con la ayuda de mi mujer Carmen, he tenido una experiencia muy gratificante, que pienso que debería haber tenido anteriormente. Muchos de los que conocía en éste insólito paraje, habían entendido completamente mi iniciativa en su momento, y me recibieron con ilusión y cariño. Es de agradecer tanta amabilidad. No obstante, lo más importante es que considero que he hecho lo más adecuado, pues he vuelto a retomar el contacto con personas a las que quería y quiero, y por supuesto querré mientras viva.


Al final de este pequeño reencuentro conmigo mismo, tengo una fuerte convicción de que no eran las personas que conocí, sino yo mismo el que ha practicado una terapia de choque, haciendo que me sienta reconfortado, más libre y más feliz. Y es que el problema estaba en el interior de mi mismo y no en un determinado lugar de la geografía catalana. He vuelto a revivir experiencias inolvidables, que guardaré en mi corazón para siempre, y ahora si, me encuentro mejor mentalmente. O sea, prueba superada, puesto que a mi mujer Carmen, le ha gustado conocer de fuentes fidedignas la historia de mi adolescencia, juventud y edad adulta que pasé en el pueblo. Ella es feliz, si yo soy feliz y a mí, me pasa lo mismo.


Lo que ahora siento con respecto a éste tema, es que siento haberme perdido 25 años de mi vida teniendo miedo a volver allí. A veces, el miedo es el que te vence y no te atreves a tomar iniciativas muy preciadas, sin poder recuperar estos 25 años de ausencia. La falta de miedo ha vencido a lo que yo creía que era un problema y de eso, tod@s tenemos que aprender a superarlo todo en esta vida. Desde aquí, me gustaría dar las gracias a todos los habitantes que han tenido a bien, recibirme en sus casas y a sentir que una parte de mi corazón estará allí para siempre jamás.


Siento una terrible nostalgia en estos días posteriores a mi última visita, y eso quiere decir, que tengo ganas de volver. Aunque sólo sea para que al levantarme cada mañana pueda tomar una bocanada de aire puro y sin contaminar de ese bonito pueblo que es BORREDA.


Un abrazo muy fuerte a tod@s y hasta pronto.


Hasta el mes que viene amig@s.


Sinceramente,


F. Amílcar Riega i Bello.