sábado, 21 de septiembre de 2019

ROMA, LA CIUDAD ETERNA

Visitar una cultura milenaria, ya tiene de por sí su elemento atractivo. Una vez estás inmerso en una ciudad que te devora por la cantidad de historia que tiene y los monumentos que hay en ella, es por si misma un generador e inquietante búsqueda del conocimiento que no puedes rechazar conscientemente.

Puedes encontrar vestigios de arte en cualquier rincón en el cual desemboca prácticamente cualquier calle y, ante tu sorpresa, puede surgir un monumento como puede ser la Fontana di Trevi.

Cabe destacar de entre estos lugares la Piazza Navona, que te advierte de la adversión de Bernini hacia alguna obra de Miguel Angel. La fuente de los cuatro ríos más importantes de la época, El Ganges, Río de la Plata, el Nilo y el Danubio, están representados por sendas estatuas de las cuales una de ellas mira horrorizada a la construcción hecha por Miguel Angel.

Continuando el trayecto a pie por las adoquinadas calles adyacentes, encontramos El Panteón que rebosa majestuosidad y puede calificarse de edificación colosal y con unos recursos de alcantarillado que absorbe el agua en caso de que la lluvia caiga desde la cúspide de la cúpula.

De Miguel Angel cabe destacar la figura figura de La Pietá, que para los amantes de la magia con monedas, debería ser un referente de lo que es una mano en posición natural, ocultando en el empalme clásico dicha moneda.

Nosotros estábamos alojados en el barrio de Santa María la Mayor, enfrente de la Basílica Papal que lleva el mismo nombre. Dio la casualidad de que llegamos el día 5 de agosto y se conmemoraba un fenómeno metereológico muy extraño. Nevó un 5 de agosto y lo celebran cada año con una gran fiesta en la que se lanza, por medio de máquinas lanzanieves y se proyecta sobre la plaza auténtica nieve. Acto seguido, empieza a tocar una banda y hay un espectáculo musical que dura hasta casi las 2 de la madrugada, que si tienes oportunidad no debes perderte.

Si entras en la Basílica de Santa María de la Mayor o de Las Nieves, podrás contemplar el lugar donde está enterrado Bernini, escultor y arquitecto de las más bellas imágenes extendidas por toda la ciudad.

Una anécdota divertida que vivimos fue coger el autobús, concretamente la Línea 71, y cuando circulaba por las carreteras adoquinadas de Roma, lo hacía lentamente, y aún a pesar de esto parecía que el autobús se destartalase. 

Visitar el Museo del Vaticano es un auténtico lujo, no puedes retener toda la información sobre las obras de arte que hay dentro de él y te tienes que conformar con admirarlas y disfrutar el momento, como debería hacer el público cuando va a ver un espectáculo de magia. No hay que intentar entender el proceso que se ha seguido para la elaboración de tanto arte junto, sino, sencillamente disfrutar del impacto visual que tanto estatuas, cuadros, frescos y demás, tienes la oportunidad de ver en ese momento. La visita hecha con tranquilidad y gozando como final del techo de la Capilla Sixtina, del cual es su autor Miguel Angel, no tiene precio, sencillamente entras y te emocionas.

Si después quieres visitar la Basílica de San Pedro, te encontrarás con largas colas y si es en el mes de agosto estarás aproximadamente una hora haciendo cola con un  mínimo de 38ºC antes de pasar el control de seguridad. Luego te darás cuenta de que realmente merecía la pena visitarla.

Si te sobra algún día libre, visita y pasea con tu pareja por Villa Borghese, ya que te puede pasar lo mismo que a nosotros, que encontramos una moneda de 2€ tirada en el suelo sobre las piedras. Hay un mirador que te permite una buena perspectiva de la Piazza del Popolo y hacer una foto panorámica de toda la ciudad de Roma. No desperdicies esta oportunidad.

Aunque nosotros no somos católicos practicantes, tendrás que acudir a los monumentos eclesiásticos si quieres ver las más grandes figuras del arte en su mayoría.

Aprovechamos la ocasión para saludaros magi-cordialmente.

Hasta el próximos mes amig@s,

Francesc-Amílcar Riega i Bello